PARTE 7

…Hace tres días que nuestro complicado señor está en su casa. Para ser más preciso, que el doctor Juan José Del Campo, licenciado en psicología, está en su consultorio. Recién ha despedido al último paciente de esta jornada y se siente exhausto, física y anímicamente destrozado. Necesita dormir, la angustia de no saber si esa muchacha del edificio está recuperándose no le ha dejado pegar un ojo.
Tampoco puede quitarse de la cabeza ese hecho tan desafortunado de haberse involucrado con una mujer en condiciones anormales. A decir toda la verdad, con una enferma crónica cansada de ser una eterna padeciente y esclava de la vida, convencida ya de dejarse morir. Y como si esto fuera poco, cumpliendo él esa morbosa ocurrencia suya de cerrar los ojos por última vez haciendo el amor, una verdadera locura compartida…
Si bien nunca sospechó de ella este tétrico propósito desde que le abrió esa maldita puerta equivocada, como buen especialista de mentes retorcidas, no se perdona el haberse dejado llevar como a un novato e inexperto adolescente. Nunca había sido infiel y este impensado desliz será un estigma que llevará toda su vida, lo sabe bien, y hasta presiente que un trauma lo inhibirá a la hora de tener sexo con su señora esposa, aunque ésta gozara siempre de muy buena salud…
Aquí, el doctor Juan José Del Campo necesita imperiosamente que alguien escuche su culpa y sus temores. No puede pensar para él, está paralizado, no sabe como salir de este conflicto interno que además debe mantener como el secreto más estricto. Necesita consejos de una mente clara y serena, necesita cicatrizar esa herida emocional que acaba de abrirse en su psiquis antes que las consecuencias arruinen su convivencia conyugal. Entonces, que más indicado que los oídos preparados de un colega, éste también sabrá preservar una confesión con la rigurosa lealtad a esta noble profesión que cada uno comparten por su lado...Sin más vueltas de hoja, toma el teléfono y acuerda una entrevista lo antes posible con alguien que no conoce personalmente, es lo aconsejable, solo por referencias. De esta manera sería en ese despacho suyo, su esposa está acostumbrada a estas visitas de trabajo entre profesionales y no le llamaría la atención. Con este alivio en marcha, puede relajarse y conciliar el sueño sobre ese mismo diván donde tantas cabezas encontraron apoyo con sus palabras por detrás …
En ese intervalo de paz en la conciencia, el timbre de casa suena discretamente primero, intermitentemente después y al final sin pausa alguna. Todo lo necesario para que el bien dormido se despierte de un salto, trasponga la puerta que comunica al living, lo cruce corriendo, abra la puerta de calle, y con una seca expresión de sorpresa diga: - ¡Pancho, qué hacés por acá, qué raro verte!
-¡No, no, no… qué Pancho, ni Pancho por tu casa!.. ¡Ahora soy el Doctor Francisco Antonio Argañaraz de Pontevedra, abogado jurisconsulto, así que un poco de respeto che…
¡Sííí, claro, claro, pasá, pasá…Por fin te diplomaste… lo habías prometido en casa de tus viejos el año pasado y cumpliste, qué bueno che, te felicito… Ahora entrá, no nos vamos a quedar acá parados, dale que enseguida pasamos a mi consultorio…ahí no entra nadie si estoy con gente. Y es muy linda hora para unos buenos matecitos recordando viejos tiempos. ¿Qué te parece, fenómeno no?
- Si, bárbaro, bárbaro…pero Juanjo, vos tenés un labio morado, el inferior. ¿Te habías dado cuenta?
- Sííí…sí, fue con la bombilla, tomando mate apurado le erré a la boca como el gran estúpido que soy.
- Pensando en otra cosa habrá sido…Y sí, a los argentinos nos suele pasar estas boludeces muy seguido, hacemos tantas…
-Entonces los uruguayos hacen cualquier cantidad, van con el termo bajo el brazo a todos lados… hasta en el baño digo yo, ja, ja, ja, já...
- Vamos, vamos, no empecemos con la joda que no terminamos más… me presenté chistosamente para ablandar esa cara que pusiste al verme.
Claro, si, tenés razón,.. Pasa que necesito reírme un poco, me viene muy bien…
A todos nos viene bien, pero yo no estoy acá para divertirnos, ahora tengo que ser un tipo serio, vine a ayudarte como un amigo que ahora es abogado, no sé si me explico…
-Todavía no te entiendo.
- Bueno, ya me vas a entender… ¿Estás solo, no?
-Sí, en este momento sí. Mi señora está en lo de su hermana y los chicos en la escuela, pero ya estarán por llegar...
-Entonces voy a lo mío acá mismo y rápido, de pié y me voy… Ya te digo que estuve tratando de ubicarte dos días seguidos por algo muy importante…
¿Ah, sí?..¡Qué casualidad!... Yo también quería verte…me diste tu nueva dirección pero cambiaste el número de celular hace poco, te debo una visita, así que un día de estos, si me decís de nuevo tu… Acá el doctor Francisco Antonio Argañaraz no lo deja seguir:
-Mirá, Juanjo mío, no me vas a decir que te olvidaste de mi cumpleaños porque no te creo. Nunca dejaste de felicitarme personalmente, nunca, jamás…Y vos anduviste por el edificio, yo lo sé…Sí, sí, no me mirés con esa cara. Estuviste por ahí mientras yo, como un gran pelotudo estaba esperándote con mis amigos para festejar a lo grande este año que me fue tan bien… hasta había una chica suelta para vos… Pero ya está, no vine a reprocharte esto precisamente, vine para ponerte en conocimiento de algo que vos ya deberías estar al tanto…

Ya veremos de qué, viene el final.