Te vi en un sueño.
Ibas con tu silencio al hombro,
y en las manos llevabas mi vida
pequeña y frágil
de niña que ha perdido las alas.
No pude preguntarte por qué;
la verdad es demasiado grande
para entenderla en un instante.
Fuimos hasta el dolor
que brotaba en cascada
y lo bebimos hasta acabarlo.
Con una caricia me explicaste
los motivos del tiempo
y el valor de un momento.
Abracé tu sonrisa efímera
y quise quedarme en ella
para siempre.
Pero en los sueños nada es eterno.
Tus ojos eran libros abiertos.
Leí tus razones en ellos,
vi un torrente de besos
en páginas que alguna vez
fueron blancas.
Entonces desperté
con todo el perdón del mundo
a mis espaldas.
Texto agregado el 19-11-2020, y leído por 172
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El perdón que libera, la sensación de que lo efímero de un sueño es capaz de redimirnos de los recuerdos aciagos, para llenarnos de la luz que nos contagia quien nos ama, ya sin límite alguno. Nada es eterno aquí.... salvo aquello que nace y muere con nosotros mismos. crom