En Infiernillo Hubo una bruja*.

Esta es la leyenda que da nombre a la localidad de Infiernillo hoy en día llamada Gonzáles Bastías. Esta historia comienza con el padre del abuelo del abuelo de la señora María cuidadora de la estación de Curtiduría.

En esta localidad de Infiernillo la gente comenzó a enfermarse de extrañas dolencias, algunos enceguecían desafortunadamente, otros con brazos o pies inutilizados, otros veíanse con la guata hinchada, otros enmudecían para siempre. Las gentes comenzaban a impacientarse, día a día caían unos y otros.

Un día de ellos el padre del abuelo del abuelo de la señora María cabalgaba a un costado de la monta de su hijo, terminado su trabajo diario en las tierras encaminaban sus bestias hacia sus hogares. El sol ya habría caído tras los cerros, en la tarde la oscuridad comenzaba a gobernar. Fue en ese momento cuando entre los árboles y arbustos vino a salir una extraña mujer vestida de cuerpo entero con ropas negras, con su rostro tapado por una capucha, como quien se mirase los pies saltaba en puntillas de un lado para otro y, en cada uno de sus saltos murmuraba en sus adentros 傍ú sale el diablo.... Tú sale el diablo...- una y otra vez murmuraba las palabras 傍ú sale el diablo... Tú sale el diablo...-.

El viejo y su hijo asombrados por el extraño hecho se apearon de sus montas y laceáronlas al madero más próximo. Sin que sintiera los pasos los hombres decidieron seguir a tan extraña mujer. Sin que la mujer lo notara la siguieron tras los arbustos. De un momento la mujer cesó su extraño baile y su murmullo se apagó, se hincó frente a una roca, extrajo la tamaña piedra y hurgueteó en un orificio bajo ella. Conforme con lo visto volvió a ubicar la roca en su lugar. De este modo la mujer se alejó del lugar a pequeños saltos y murmurando 傍ú sale el diablo... Tú sale el diablo...-.

Curiosos los hombres fueron a destapar el agujero bajo la piedra. Asombro hubo en sus rostros al ver lo que encontraron... lagartijas, sapos y ranas en el fondo de aquella pequeña cueva, pero algo había en estos animalejos. Varios de ellos, cosidos con hilos rojos y negros, sus patas al cuerpo, otros sus ojos, otros la guata, otros el hocico.

Con mucho cuidado los hombres se dispusieron a descoser las costuras de los animalejos. Unos de ellos lograron sanarse, arrancando y perdiéndose por la maleza, otros no corrieron tal suerte, las costuras eran demasiado minuciosas, los hombres sin quererlo rompieron sus ojos o brazos o pies u hocicos. Realizada esta labor padre e hijo siguieron camino a sus hogares.

Cuando saliera el sol en la mañana del día próximo ocurrió el hecho inesperado para la localidad. Aquellos ciegos, mudos, cojos, mancos y adoloridos pudieron volver a trabajar como lo hicieran durante todas sus vidas. Otros no corrieron igual suerte... ojos reventados, brazos perdidos, otros amanecieron muertos. Pasadas las rarezas de aquella mañana las conjeturas ya estaban resueltas.

Hombres y mujeres de la localidad se encaminaron al hogar de la extraña mujer, en aquella casa encontraron monos rodeados de velas y cosidos con costuras rojas y negras en ojos, brazos, guatas, piernas y hocicos. Convencidos ya de las rarezas de aquella mujer fueron en su búsqueda. Dieron con ella arropada con telas negras y, esta al ver a los hombres y mujeres acercándose comenzó esta vez a gritar 傍ú sale el diablo... Tú sale el diablo...-. Así es como estos hombres tras los gritos de las mujeres la tomaron con fuerza de los brazos y la desnudaron, la sentaron sobre una mata de espinos, aseguráronla con cuerdas a la monta de la cabalgadura y de esta forma galoparon por los cerros. La mujer gritaba sin parar 傍ú sale el diablo... Tú sale el diablo...-. El jinete no dejó de huasquear a la bestia hasta que la mujer enmudeciera y cayera como un bulto sin vida alguna.

Desde ese día en adelante cesaron las extrañas enfermedades en la localidad de Infiernillo, hoy en día conocida como Gonzáles Bastías.











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*Relato oral proporcionado por una mujer llamada María de la localidad de Curtiduría en la VI Región de Chile, este relato fue registrado en un trabajo de campo. La historia pertenece a las comunidades mencionadas y los recursos literarios son de mi aporte.