PARTE 6
-Sí, está bien, después me lo dice,por el momento le agradezco que me haya abierto la puerta, por lo contrario esta mujer estaría muerta…Yo no sé si usted sabe que es diabética, insulinodependiente desde jovencita la pobre, y que yo soy el enfermero que le da las dosis diarias… Ella nunca quiso auto-inyectarse, pero hace tres días que no vengo, alguien me reemplazaría por una semana…
Lamentable ahora creo que está con hiperglucemia aguda y entrando a un coma diabético…. Si ha tomado suficiente agua y no está deshidratada puede ser que logre sobrevivir…
-Esperemos que sí, hay un vaso roto ahí, tenga cuidado con los vidrios...
-Sí, ya lo vi, debe ser el último que pudo tomar....Pero bueno, ahora a esperar qué nos dicen los médicos cuando la revisen... Por suerte me anticipé y desde la puerta llamé a "Emergencias", que ya estarán por llegar”…
Nuestro personaje quedó de una pieza, paralizado, con un nudo en la garganta que apenas le permitió expresar tomándose la cabeza con las dos manos.
-No lo puedo creer...no lo puedo creer… entonces usted llegó justo, y yo creí que era el portero…
-Ya ve que no…Pero ahora no me rehuya a las preguntas por favor, dígame quién es usted y cómo entró a este edificio.
-Detrás de un anciana que no se percató de mí.
-Entonces estamos de suerte, ese portero está de vacaciones y yo tengo el duplicado de las dos puertas desde que la atiendo...
Después que este asistente de la salud terminó con otro chequeo a los signos vitales de la enferma, tomó del brazo a nuestro más que perturbado hombre y lo llevó al living….
Una vez que acomodaron los almohadones, recogieron la taza de café volcada y rota y se sentaron frente a frente, el enfermero retomó la palabra:- Aquí le puedo explicar mejor el asunto con el encargado. Este hombre había sacrificado muchos días francos por no dejarla nunca sola, y se merecía una semana de licencia… Fue ella misma quien gestionó en el consorcio la autorización de este descanso… Es más, tanto él como yo, nos quedamos tranquilos cuando ella aseguró que la acompañaría una amiga, que además era enfermera. Igualmente, todos estos días yo la estuve llamando por teléfono, no me quedaba tranquilo sin saber cómo andaba… Sí, sí estoy bien, no se preocupe por nada, estoy muy controlada, me respondió todas las veces. Hasta que hoy no me atendía por nada del mundo y pensé lo peor... Y aquí llegué volando, imagínese mi desesperación…
-Me la imagino, y que ella no lo atendió porque estaba yo también, seguramente no quiso delatarse como una enferma crónica…
-Sí, claro. Ella siempre fue muy reservada con su salud, pero no debía arriesgarse así …Debió haberme dicho que estaba conociendo a alguien y listo, conmigo tiene mucha más confianza que con el portero que la cuida tanto. Para no interrumpir la dosificación nos hubiésemos arreglado de alguna bien discreta, se hubiese ahorrado esta gran mentira que armó con esa amiga que se inventó.
-¡Sí claro! ¡Pero no, no, no, no! ¡La cosa no es así! ¡Yo estoy acá por pura casualidad!… Por error llamé a esta puerta buscando un amigo y ella me hizo pasar para ubicar al portero y preguntarle…Estábamos conversando tranquilos, pero cuando quiso acercarme ese café se le cayó por un mareo que le dio. Por esto decidió darse una ducha… Usted mismo la habrá escuchado a través de la puerta diciéndoselo. Y después, como ya le dije, la saqué del baño desvanecida, (aquí fabuló, preservó la intimidad de ambos aprovechando aquel engaño que ella le gritó desde la cama)
-Sí, sí, me acuerdo, la oí… le creo, pero cómo me gustaría que me lo contara ella, que hable por favor….
Por allí oyeron una ambulancia acercándose, y el asistente corrió al dormitorio a revisar a su paciente por última vez. Después de unos instantes volvió con este comentario:
-Balbucea algunas palabras, abre los ojos pero no me reconoce, divaga…Me dice Gaspar, Gaspar…que es el viejo, el encargado…Me remuerde la conciencia verla así, yo no sé que quiso hacer esta mujer… Siempre se quejaba de estar cansada, harta de esta rutina de las inyecciones, pero no la justifico en nada, salvo que haya caído en una severa crisis existencial y se dejó estar… Podría ser, con esta diabetes tipo “Mellitus”, los enfermos suelen cambiar de actitud ante la vida, de abandonarse a la buena de Dios...Sus humores se tornan inestables y pierden el control del día a día …Hasta sus cuerpos suelen responder a estímulos inesperados, y ni hablar de cuando les dan unas fuertes contracciones musculares, sofocones de calor, mucha sed....Son manifestaciones neurálgicas espasmódicas y espero que ella no haya pasado por esto estando en soledad, son de terror, imagínese…
- Sí, me lo estoy imaginando muy bien…
Entonces sabrá cómo me siento; totalmente responsable. Yo debí notar algo raro en ella y contenerla en su justo momento…No sería la primera vez que le doy consejos y me hace caso, conmigo es muy confidente con sus cosas íntimas y profundas. Un día de sinceramientos mutuos me aseguró que nunca se iba a casar porque no se perdonaría jamás que un hijo suyo heredara esta misma enfermedad.
La sirena de la ambulancia dejó de sonar frente al edificio para unirse a ese silencio que reinó después de estas fuertes revelaciones. Momento en que el enfermero irrumpió apresurando:
-Bueno, basta de palabras. ¡A la acción!, ya están abajo. Corro a abrirles. ¿Usted se queda un ratito acá?
-¡No, por favor, yo ya me voy!…Hagamos una cosa, quédese usted, deme la llave que yo les abro y después esos médicos se la devuelven, qué le parece…
-Muy bien, muy bien…. entonces nos despedimos ya.
Ambos protagonistas de esta forzado encuentro se dieron un rápido pero fuerte apretón de manos, como para no verse en ninguna otra ocasión parecida….
Nuestro fugitivo, ya en planta baja, corrió a abrirles a un camillero y a un paramédico también muy apremiados. Y con el ceño fruncido de qué estará pasando en este edificio, les entregó la llave sin proferir una sola palabra. Misión cumplida para él, y se alejó con esos pasos rápidos de un nunca jamás volver por ahí...
Esto no puede terminar acá…
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