La mesa verde
-¿No vieron las llaves del auto?
Si hay algo con las que suelo jugar a las escondidas son con las llaves, aunque en muchas ocasiones pasan a ser momentos dramáticos
-¿Te fijaste en la mesa verde?
- Ahora voy
Y si, ahí estaban ellas, arrogantes, casi indiferentes a mis ruegos.
La llamo la venganza de las cosas inanimadas, un fenómeno paranormal o normal de cualquier casa.
Lo curioso y extraño es el lugar donde aparecieron. Si bien es el primer descanso cuando se entra en la casa, lugar de encuentro de bolsos, carteras, facturas de servicios y llaves; en el espacio en cuestión no hay ninguna mesa verde.
El porqué del fenómeno se debe a la sobreviviente de varias mudanzas.
La mesa verde la compramos cuando vivíamos en un departamento de dos ambientes con una cocina muy chica. Fue en aquel momento y fue fruto de la necesidad. Los estrechos espacios nos hicieron buscar la practicidad de una mesa que podía extenderse y de un color verde manzana que hiciera juego con el ambiente. El material de la mesa era de fórmica, un material típico en aquellos tiempos y la remataba unas patas de hierro cromadas.
Y nos mudamos, y nos mudamos y nos mudamos y la mesa nos acompañó hasta su última morada en nuestra actual vivienda.
Pero hubo un día en que decidimos deshacernos de la mesa, aún conservaba su color, aunque ahora disimulada con un mantel blanco bordado. La regalamos y nunca más supimos de ella
Con el tiempo fue reemplazada por una mesa de algarrobo que no pudo opacar aquella imagen que quedó para siempre como impronta en el distribuidor de nuestra casa.
Así como hay ciertos lugares que son propiedad exclusiva de sus moradores, sillas, sillones y hasta banquetas, no suele ocurrir lo mismo con las mesas, son más impersonales, como ausentes. No ocurrió lo mismo con la nuestra.
Mis hijos y hasta los nietos la sitúan en ese espacio indiscutido, algunos ni siquiera supieron de su existencia. Hasta podría haber otro objeto en ese lugar y de todas formas la llamaríamos mesa verde.
Creo que fue el color lo que la trascendió, el decir mesa no la hace nada particular, en cambio, cuando se nombra el color ahí se torna única y en nuestro caso irreemplazable.
Y no ocurre en nuestra casa solamente, el famoso salón azul en el Congreso Nacional hae referencia al color original de sus sillas y se lo sigue nombrando de esa manera a pesar de que ya hace mucho tiempo dejaron de serlo. Poco se habla de la cúpula, las arañas, mármoles y pisos de raíces de nogal.
No es mi idea comparar tamaña obra con el recibidor de mi vivienda, lo que estoy convencido que el color supera al objeto en cuestión, no solo pasa con la mesa, bien podría haber sido los sillones bordó o el cuartito azul.
No recuerdo con exactitud el momento en que pasamos a llamarla así, porque no es una forma habitual de caracterizar al mueble, pero con seguridad fue un momento en que la mesa ya no estaba en nuestra casa.
Parece que su ausencia potencia su recuerdo.
Lo normal es asociar a las mesas al lugar de ubicación, la mesa del quincho o la del comedor; no fue lo mismo con nuestra entrañable mesa verde.
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