PARTE 5
-¿Cómo estás segura que no es el portero?- (acá él se animó a tutearla, era hora, para ella no, como si tratarlo de “vos” fuera el mayor atrevimiento que le faltaba.
-Porque él no toca el timbre jamás, siempre golpea y con un código que tenemos…
-Te creo, pero tengo mis dudas, ahora llamaron con mucha insistencia, con el timbre para que se escuche mejor me parece, con urgencia…
-¿Por eso le dije que no es para acá… y ya dejaron de tocar, así que olvídese y sigamos con lo nuestro, o ya se olvidó, lo veo desanimado….:
-Por supuesto, yo no puedo hacer más nada pensando que alguien puede estar escuchando detrás de la puerta, siempre me cohíbo completamente.
-¡Si es por eso yo se lo soluciono enseguida, con unos grititos desde acá bastarán: -¡Vuelva dentro de un rato, por favor!… ¡No puedo atender, estoy en el baño por darme una ducha!- Después de esto no hubo timbre en la puerta por unos instantes tensos, pero sí una voz les llegó clara e inesperadamente a través de ella...
-¿Seguro que no le hace falta nada, está todo bien ahí?...
Esa persona insistía en no irse, suficiente para que ella entrara en cólera y valiéndose de ese hombre que aún tenía encima, quisiera darle un corte definitivo a esta situación de nunca acabar.
-Bueno, bueno, insiste…entonces contéstele usted… Dígale igual, que no me hace falta nada de nada…
-¿Contestarle yo?… Yo ya me fui hace rato, por tanto esperar…ya no me involucres con ese hombre, para qué ahora…
-¿Cómo para qué, no quería ver a su amigo?... Ahí lo tiene. Seguro que para ofrecerme un poco de su rica azúcar, ¡ vamos, azuquita a mí, no me haga reír!... Dele hombre, ábrale, invítelo a pasar y charlen de lo que quieran. Hagan de cuenta que están en su departamento, que yo no estoy acá…
Ya nuestro hombre no sabía con quién se había metido; ahora pensó en dos posibilidades; con una drogadicta a quien su gran amigo le proveía la droga, o con una actriz porno que este mismo tipo contrató para esta broma pesada…Sí, él era capaz de esto, la dirección equivocada, sí, podía ser...Lo conocía muy bien, le gustaba demasiado esta clase de tramoyas, propias de un solterón inescrupuloso burlándose de los casados y fieles empedernidos como él.
Esta lógica pareció ser corroborada cuando ella, con una estridente carcajada de loca que cobra se mofa de un ingenuo como él, y ya sin más protocolo, colgada de su cuello y bajo su cuerpo apuró su trabajo con insólito entusiasmo. Contrariamente él, lo soportaba tenso, esperando que esta farsa de pésimo gusto terminara de una vez por todas...Y ese instante llegó cuando el regocijo carnal por fin hizo explosión, primero en ella e inmediatamente después en él, casi al unísono… Ambos quedaron exhaustos, deshechos,sin más qué discutir, momento vacío en que esta extraña mujer aprovechó para soplarle bajito al oído una pequeña confesión:
-El que está afuera no es su amigo, es una broma, un chiste como usted me hizo con él, tendrá que perdonarme, una mentirita…Como ya ve, la vida siempre tiene sorpresas.... La vida misma es una gran mentira…
Después de escuchar esto, el silencio entre ambos se hizo más intenso que nunca, interminable, eterno con el desmayo que a ella le sobrevino otra vez...Sí nuevamente, pero ahora por milagro había un encargado pegado a la puerta a quién recurrir, que ya golpeaba para tirarla abajo.
-¡Abra señorita, abra o dígame que está bien, por favor!
Sin contestar nuestro hombre, rápidamente se acomodó el pantalón, se puso la camisa y corriendo dejó la ropa de ella en el baño, de allí regresó con una toalla y envolvió como pudo ese cuerpo desnudo y flácido sobre la cama.Hecho esto, reprimiendo su agitación, se dispuso a abrir esa puerta que no dejaba de tronar. Cuando llegó al living ya estaba entreabierta; un brazo con su manga rasgada y una mano herida intentaba desenganchar la cadenita de seguridad…
-¿Y usted, quién es ? Pregunta el hombre sorprendido todavía afuera, al hombre complicado todavía adentro.
-¿Cómo, ella no le dijo nada de mí?
-A mí nadie me habló de ningún hombre acá.
-Bueno, bueno, está todo bien. Después aclaramos las cosas Ahora pase y atiéndala urgente por favor…acabo de encontrarla descompuesta en el baño y ya la acosté en el dormitorio, me parece que está desvanecida, usted sabrá cómo tratarla…
-Por supuesto que estoy preparado.- Le respondió ya junto a la afectada, con su maletín de primeros auxilios abierto y probando la jeringa con el clásico chorrito al aire, mientras agregó con cara de desconfiado incontenible: -Ahora dígame qué hace usted acá. Si no es demasiada indiscreción, digo, me parece…
-Bueno, mire…se lo cuento después, prefiero que ponga toda su atención en ella y nada más…
Esperaremos a ver qué le dice, entonces... |