Peones que se retuercen de dolor por cada mano que los atrapa por la cabeza haciéndoles avanzar sin remedio al olvido absoluto.
Manos sin cabeza que piensan que el tablero y sus piezas son meros títeres sin alma, mientras, en cada movimiento su paciencia va conociendo el límite, la linde entre la oveja y el lobo que se revuelve y con la mirada del que no olvida asesta la mordedura fatal.

La rebelión no es cobardía, es un fuego que avanza hasta consumir lo que realmente no se necesita.

Y yo...

No necesito que nadie me utilice.
No necesito ser un peón.
No necesito cubrir las carencias de la mano que no me respeta.

Soy una persona, que piensa, razona y actúa
Siente el dolor y la necesidad de ser lo que realmente es.

La rebelión crece en mi, se esparce por mis venas, haciendo que la ira haga tambalear mi psique que no es más ni menos que la tuya...

Tengo en mi interior un volcán, un puto enjambre de resentimientos que desea explotar, dejar de sentirme utilizado y revolverme haciendo daño.

Amo lo que hago pero odio lo que hacen.