Hoy espero el momento de vaciar este río en un mar infinito definitivo y calmo. El ancla se ha soltado, a la deriva marchan los restos deslucidos del barco que aún navega ignorando el destino. Ayer hubo un sentido, y quizás fueron mías las razones que impulsaron las velas cuando era tan sencillo soplar y hacer un sueño. Ya es hora de ser liviana al fin como el plumaje de las aves que surcan cielos negros.
Texto agregado el 08-11-2020, y leído por 117 visitantes. (1 voto)