Si en el ocaso de un gran amor perdido
se oye el gemido de tus labios que lloran
serán mis dedos que casi te devoran
débil murmullo de un corazón herido.
En la penumbra se escucha aquel gemido
parezco un lobo buscando luz de luna
como aquel niño llorando está en la cuna
quizás llamando a quien lo ha parido.
De ti anhelando caricias y consuelo
más que un abrazo que sane mis heridas
pudiendo al fin levantarme del suelo.
Alzar mi escudo contra balas perdidas
batir las alas hacia el lejano vuelo
y decir adiós, sellando nuestras vidas.
Manuel Ibarra
Caracas/ Venezuela
06-11-2020
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Texto agregado el 06-11-2020, y leído por 137
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Lectores Opinan
07-11-2020
Hermosos versos. Luna y lobos son amigos. Un abrazo, sheisan