El caminante llegó a un punto donde el camino se dividía en dos ramales, no sabía por cual seguir. En ese momento se apareció un hombre vestido todo de negro, al que le preguntó:
-Si me voy por este camino ¿a dónde me lleva?
El hombre de negro le respondió:
-Este camino te lleva a un lugar muy hermoso, pero te advierto que todos los que se han ido por ahí, jamás regresaron.
Y si me voy por este otro camino ¿a dónde me lleva? No me vayas a decir que a infierno.
-Ese camino te lleva a lo incierto, ni yo mismo sé que vas a encontrar. Fui una sola vez y no me quedaron ganas de regresar.
El hombre agradeció y se fue por el camino incierto. Se fue con altivez, ante la sorpresa del hombre que no salía de su asombro. El hombre siguió caminando, mientras caminaba cantaba una canción en un idioma extraño. Pasaron muchos días y de pronto el hombre llegó a una cueva inmensa. Siguió de largo sin importar a donde llegaría. Sacó de su mochila una linterna y comprobó que estaba descendiendo al centro de la tierra. No sé supo cuántos kilómetros descendió, pues fueron muchos los días de descenso. Se tuvo que alimentar de frutas silvestres que encontraba en el camino. A medida que avanzaba la cueva se ensanchaba. Por fin llegó a un lugar donde la luz era intensa, tanto que cerró los ojos para que no le cegara. Así estuvo durante tiempo. cuando los abrió la luz lo absorbió como si fuera un espagueti en la boca de un gamín hambriento. A donde llegó, vio seres y animales que por sus características difieren a los de la superficie terrestre. De repente se escuchó una voz que le decía:
-Si quieres seguir vivo no tienes que decirle a nadie lo que has visto.
-¿Qué pasa si le cuento a mis amigos lo que he visto?
-No te creerán, te van a tildar de loco como mínimo. Acá sacrificamos a los locos en aras de la lucidez de pensamiento y acción.
-¿Qué pasa si me rebeló?, pues no estoy de acuerdo con lo que me dices.
-Sencillo, te arrojaremos a una piscina repleta de animales hambrientos.
¿Y qué pasa si me regreso?
Es que ya no puedes regresar, intentalo a ver si puedes.
El hombre intentó regresar, pero un escudo magnético invisible se lo impidió. Estaba condenado a su suerte. De una nave lo jalaron a través de un rayo magnético, en un santiamén estaba en el interior de una nave extraña. Un humanoide lo levantó como pluma y luego desde la puerta de la nave lo lanzó al aire. Al principio el hombre flotó como pluma, la sensación de estar en el aire le pareció hermosa, se creyó inmortal durante el tiempo que flotó pues luego cayó en picada sobre la piscina. Los monstruos lo esperaban con la boca abierta. Le dio tanto miedo ser devorado que gritó tan fuerte que lo escucharon hasta los muertos, por ellos se habrían levantado de los ataúdes a ayudarlo.
El hombre volvió a pedir auxilio, sólo entonces su mujer acudió en su ayuda, en tono enérgico le dijo:
Qué es esa manera de gritar dormido.
AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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