DE HADAS Y DE BRUJAS




Lega en el tiempo
absurda y desmedida
preñada en los periplos del ensueño
el Alma
caviló por los abstractos
y abrió la celda de las fantasías.
Su pincel
en un vuelo legendario
acuñó sobre el prisma mil matices
y convocó
a los dueños de las formas
decidido a alabar sus espesuras.
Conminó a los cielos y a la Tierra
los seres
y aún las flores confesaron
dándole libertad fineza oprobio
a la entera expresión
de sus colores.
Entonces… su exprofeso
sin pretérito
se enfrentó a un dilema inextricable
oteando en las premisas
aún faltaban
las ninfas ancestrales de los sueños.
Ya exenta
de los tonos su paleta
en el sitio sutil de “¿Quién lo sabe?”
citó a las brujas
invocó a las hadas
que grises fueron a elegir su emblema.
Les dijo al verlas:
“No las he olvidado
dorado
y negro son alados tintes
que desvelados en mi mano aguardan
por la deriva
de sus preferencias”.
“Si brilla el alba en mi esencia dora”
trinó una hadita
prodigando estrellas.
Las brujas avinieron sus murmullos
pero…
una de ellas desafió a la prisa
y anunció con su voz serena y clara:
“El negro da elegancia a mis conjuros
soy hechicera…
me viste su misterio”.
Desde aquel tiempo en el que el sol nacía
sellado el pacto
que el Pintor bendijo
los sueños doran y es el negro hechizo.