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Yo no sabía lo que era estar malo fuera de mi casa, pero un buen día tuve que echar mano de la cartilla de desplazados para acudir al médico. Revelándome la ciudad, un poco, lo que era por dentro, pues aquella sala enorme del ambulatorio ofrecía una imagen sin tapujos de lo que eran sus entretelas.
No recuerdo, sin embargo, si fue un resfriado; pues lo único que permanece en mi memoria era aquel dispensario gigante lleno de gente dolida. Yo era uno de ellos. Cuánta soledad hay en el mundo, parecía trasmitirme con la mirada el galeno mientras cumplimentaba la receta. De lo que me hice una composición de lugar bastante aproximada sobre las razones fundamentales que llenaban los ambulatorios.
Así, cuando el profesor de metafísica dijo que era la incertidumbre lo que la propiciaba- la metafísica-, uno, para sus adentros, apuntaba la soledad como una de sus causas. Pero no dije nada. Creo que fue por aquellos tiempos cuando cogí la costumbre de hablar lo justo. Aún hoy lo hago. Y les recomiendo que lo prueben; pues es la única manera de apreciar una buena historia. La literatura está hecha de la necesidad de contar una buena historia y de que te corten nada más empezarla. Por ello existen los libros. Te juntabas con alguien en el café y dejabas hablar; al final te sorprendía que todo el mundo tuviera una gran capacidad de imaginación y oratoria. Sólo había que escuchar; tal era el misterio. No hacía falta que el fulano que te la narraba se retirara a sus aposentos a pasar al papel lo que no podía contar sin que le interrumpieran. También me gustaba a mí, de vez en cuando, colar de rondón opúsculos propios. Y para ello no había nadie como Escudero- ya saben, el de los limones. Nos sentábamos en un banco de un parque, al lado del río, y cerca del piso, y entre el follaje de naranjos agrios y otro tipo de plantas desconocidas desgranaba mis historias sin interrupción alguna. Sí señor, uno de los mejores oyentes que uno ha conocido.
El río pasaba manso y la bonancibilidad del clima en aquellos inviernos propiciaba que diera igual estar dentro que fuera.

Texto agregado el 01-11-2020, y leído por 62 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
02-11-2020 Hay unos pasajes en donde escribís con mucha ternura como en ese final. Me parece que me estoy repitiendo con los comentarios que te dejo, en fin. Me gusta mucho esa nostalgia suavecita que tienen tus letras. Abrazo. MCavalieri
 
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