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El codiciado metal amarillo III
Cataclismo.
Al concluir los trabajos de prospección y exploración en la zona realizados por Larry Smith, empezó a llegar un grupo de abogados con el propósito de establecer negociaciones con los propietarios para la concesión de terrenos por un periodo de 20 años, no obstante, la incredulidad de lo ofrecido, poco a poco lograron su objetivo a precios sumamente bajos, argumentando la improductividad de los mismos, a costa indebidamente, de la carencia de necesidades de la población.
Al principio los pobladores de Cerro Gordo se negaron a ceder sus terrenos, se defendían por medio de sus representantes, pero luego tuvieron miedo de su adversario por su poder, terminando por allanarse en la propuesta en cuanto al precio.
El paisaje natural del semidesierto empezó a transformarse, a un lado de la vieja carretera que conduce al poblado de Cedros, empezó a establecerse la empresa minera con grandes buldócer, retroexcabadoras, cargadoras de ruedas y demás, grandes pipas de agua y pasaba ante los ojos incrédulos de la población, pues jamás habían visto gigantescas maquinarias y equipo.
Al mismo tiempo empezaron a llegar personas de otras regiones en busca de trabajo.
Cierto día por la mañana Larry, con una vara de membrillo, revolvía la tierra, tenía una expresión cauta, una mirada perpleja que intentó disimular cuando vio que se acercaba Enrique.

- Ingeniero, jamás pensé que el trabajo que usted estaba desarrollando traería todo un cambio en el medio ambiente, estaba consciente de ello, pero nunca imagine de la magnitud en que se están presentando las cosas, - dijo Enrique, acercando una silla enfrente de su cotutor.
El ingeniero tomó una larga pausa antes de contestar, - al mismo tiempo en que arrojaba la vara de membrillo en señal de molestia.
- Yo mismo estoy sorprendido, este no era el acuerdo del proyecto inicial, este mismo fue modificado a raíz de las propuestas del nuevo copropietario de la compañía.
- Jamás se nos dijo del tremendo boquete que están haciendo para la extracción de material, la tierra firme ya no está, ¡la han desaparecido!
- Es la extracción a cielo abierto, que seguramente te lo enseñaron en la escuela. El proyecto original no estaba contemplado en la extracción de material de esa forma.
- Y que me dice de la cantidad de agua que están extrayendo del manantial. De la noche a la mañana colocaron una bomba sumergible conectada a una manguera subterránea que veinte metros más adelante va en dirección a la empresa.
Larry guardó silencio por unos instantes, como meditando su respuesta, finalmente dijo.
- Busca a la autoridad ejidal para que convoque a una reunión para que todos se enteren de lo que está sucediendo y buscar una solución conjunta, cuentan con mi apoyo incondicional, para presentar una petición de inconformidad a los acuerdos.
- ¿Está usted seguro de que no lo sabía?
- Enrique mírame a los ojos, a mí también me timaron. En todos los proyectos que he trabajado jamás me había sucedido una cosa así. Iré a Canadá a entrevistarme con mi amigo Harvey para ver de qué forma nos pueda asesorar para revertir lo sucedido.

Una semana más tarde el geólogo Larry tomo un avión a Vancouver, Canadá, cede del corporativo minero, fue recibido en las oficinas por su viejo amigo Harvey Rafferty con quien había trabajado juntos en otros proyectos mineros, a quien le expuso la situación que se estaba presentando en la región. Harvey lo escuchó detenidamente, le dijo que era un poco difícil, pero iba hacer todo lo posible por ayudarlo.
Con el tiempo no lograron revertir la decisión de suspender ese gran socavón creado, pero sí consiguieron con la ayuda de Enrique y de algunos ejidatarios, que la minera suspendiera la extracción de agua del manantial; diera trabajo a los transportistas locales para la trasportación de material; contratara mano de obra local; y un nuevo marco normativo que ahora toma en cuenta el consentimiento de los pobladores para el otorgamiento de las concesiones.
Durante dos años siguientes, el oro y la plata pronto dejaron de ser intactos en la profundidad de la tierra. Para Larry Smith su misión como geólogo había terminado, ya jubilado aún seguía admirando los atardeceres y noches estrelladas del extenso valle desértico, desde la silla que había colocado arriba de su camper, y que de cuando en cuando, le hacía compañía su inseparable amigo Enrique. Ahora recordaban los grandes momentos con aroma de leyenda, no con tristeza, pero sí, con mucha sensibilidad.


Texto agregado el 25-10-2020, y leído por 109 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
02-11-2020 Interesante, te seguiré leyendo, un abrazo desde Colombia nelsonmore
26-10-2020 Me gusta ese final melancólico para la historia aunque las cosas no hayan salido como esperaban. Linda la amistad de Enrique con el geólogo. Me gustó mucho la historia. Abrazo. MCavalieri
 
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