Letras al margen



Puntos de vista — N° 11 —




Puntos de vista y conclusiones particulares, que teóricamente o según el cristal de los anteojos con que se lean pueden ser y estar equivocados o tal vez no, puesto que ni siquiera yo mismo sé muy bien qué o quién soy, por lo tanto menos puedo ser portador de la verdad, tal como creo que nadie podría serlo. Sí acepto y respeto todas las consideraciones y los puntos de vista de quien quiera opinar.

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Para mí, utopía es algo que está allí, sólo al alcance de nuestro pensamiento y sin condiciones, algo que de acuerdo a lo que nuestro conocimiento no lo puede estandarizar, por ello hoy no admite ni una hipótesis, tampoco un esbozo de tesis , mucho menos un desarrollo que dé las pautas para alcanzarla, dejándola tan sólo condicionada a la imaginación.

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Esto a raíz de algo que por estos días, al pasar y sin prestarle mucha atención, escuché en televisión. Al respecto de lo escuchado quiero opinar que: no todas las personas buenas son cien por ciento buenas, ni todas las personas malas son cien por ciento malas. Creo que porcentualmente una gran mayoría, buenos y malos, somos y actuamos: según cómo, cuándo, dónde, por qué, con o para quién y por cuánto.

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Considero que desde el punto de vista que todo es cambio permanente y así como nuestra piel va cambiando día a día tal como lo muestra el espejo, debemos estar concientes que las ideas también son entes vivos y van cambiando al mismo ritmo, pero como no hay espejo que las muestre las mantenemos estáticas y nos cuesta adaptarnos a las realidades actuales.
Por ello digo que aquellos que mantenemos cierto tipo de ideales no nos damos cuenta que estos también han envejecido, han caído en la obsolescencia e incluso pueden haber caducado.
No dejemos que esto se transformen en un mal patológico y tratemos de compatibilizar nuestras ideas con los tiempos actuales para mantener las condiciones de calidad que como humanos requerimos y nos hemos ido ganado tanto en forma individual como también colectiva,

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¿Empezar de cero? ¿Borrar lo aprendido? ¿Será bueno? La experiencia me dice que no, puesto que siempre todo pasado tiene cosa buenas como cosa malas, por lo tanto hay que considerar que además de ayudar lo bueno reconforta, ahorra tiempo e incluso también dinero que puede servir para suplir otras necesidades; mientras que lo malo deja enseñanzas y voluntad para reconsiderar falencias que se pueden revertir en pos de mejorar lo que se ha hecho mal pensando sólo en intereses de grupos u organizaciones hegemónicas

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En el tiempo y el espacio que transcurre nuestra vida nada es perfecto, puesto que nadie es dueño ni siquiera es un administrador de la perfección, por ende, todo lo que existe es perfectible, sobre todo en aquello que aunque parezca o se quiera presentar como perfecto debemos considerar que fue ideado y hecho por un ente imperfecto y falible vale decir: el ser humano.
Por lo tanto es más factible reparar los errores de lo escrito y no volver a caer en presentar algo nuevo que al poco tiempo mostrará sus falencias.

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Hoy no quiero hablar de ciencias filosóficas ni de sociología o psicología, mucho menos de “piscología” o “tintología “, ciencias netamente chilenas, porque con la invasión del virus que virulento ataca y además con virulencia desmedida, es preferible hablar de medicina, economía y de cualquier hue… va o viene en la conversación.

En la llamada oposición, sea esta de derechas o de izquierdas, para los personajes que la componen siempre será mejor estar en contra, puesto que de esa forma su trabajo es más fácil, menos tienen que pensar y menos se comprometen, a la vez sus dietas las ganan con mayor facilidad, viven mejor y más tranquilos y hasta me atrevo a decir que gozan con ser de oposición dado que en la cual pueden jugar con la ignorancia y las justas aspiraciones de sus votantes.

Desde otro punto de vista también se puede decir que derechas o izquierdas aunque tengan opuestas diferencia en el fondo son casi iguales y se tocan confundiéndose entre unas y otras,, puesto que sus representantes gordos o flacos , rubios o morenos, altos o bajos, tienen los mismos gustos, los mismos interese , las mismas pretensiones y por supuesto: los mismos apetitos.

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Las circunstancias y acontecimientos actuales muestran la verdadera cara de los políticos que van cambiando el atuendo o el disfraz que más convenga según la ocasión en que tengan que actuar, opinar y mostrarse, para seguir obteniendo los beneficios de un cargo, las regalías del estado o una representación “popular” que les permita vivir a costa de la credulidad condicionada de los electores.

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Incluido en libro: Pinceladas de tinta, inquietudes, divagaciones y otros
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