Fueron arribando al parque del pueblo; niños para correr, adultos para trotar, gente para andar en bicicleta o simplemente caminar. El suelo estaba cubierto de bellísimas flores, los primeros rayos de sol bailoteaban entre los árboles e iluminaron la hierba verde.

Las plantas buscaron el sol para obtener energía: ellas saben, de alguna manera, que el sol es necesario para producir y potenciar esplendidos colores. Ese día, una batatilla había logrado germinar en medio de una tupida maleza. La pobre planta, sin aire y sin sol, se arrastraba por el oscuro suelo, en busca de sostén y de luz. ¡Ay! Exclamaba. Si me fuera dado levantarme un poco sobre los matorrales que me ahogan, miraría al sol y llegaría a florecer.

En el parque existía una ceiba que crecía cerca, la batatilla con sus tallos largos y delgados no era capaz de sostenerse por sí misma, con mucho esfuerzo se acercó a la ceiba y le dijo: “Buena ceiba de robusto ramaje, permíteme que apoye en ti mi tallo delgado y frágil”.

La caritativa ceiba inclinó hacia la tierra uno de sus largos brazos. La batatilla logró asirse de él. De rama en rama se remontó hacia el tronco en donde pudo respirar el aire fresco y recibir los rayos del sol, pronto principió a florecer.

El verano llegó y con él, el calor intenso. Las hojas de los árboles empezaron a caer cubriendo los jardines y las calles con su manto seco, también despojó la majestuosa ceiba de su manto de verdor.

Una mañana los pobladores observaron detenidamente aquel evento, porque vieron a la ceiba adornada con guirnaldas, esmaltadas con millares de azuladas campanillas que colgaban graciosamente de las ramas y que desde lejos parecían las flores de la ceiba. La ceiba brindó el sostén a la batatilla y ésta, agradecida cobijó con galanura la desnudez del árbol.

Cada vez que llegaba el verano, la ceiba del pueblo se convertía en el sitio favorito de los pobladores, para una buena fotografía, para declarar el amor, para descansar de los sacos cargados de café después de bajar de la cordillera cercana o para otros, para estar con Dios.