Impunidad

Rayen, hija de madre mapuche y padre huinca, vendía cerezas en la playa y flirteaba con los guardavidas como las púberes. En los atardeceres caminaba descalza y por costumbre se lanzaba desde el muelle a las aguas cristalinas.
Todas las mañanas llegaba un buque trayendo nuevos pasajeros a admirar la belleza del lugar, ubicado entre las montañas. Los turistas se distinguían de los mapuches allí radicados por su piel rosada, versus la piel cetrina y curtida por el sol de estos últimos. Los visitantes pertenecían a las estancias de las antiguas tierras mapuches usurpadas por los huincas. Bajaban distraídos a instalarse en la arena a ocupar las sombrillas.
Un joven rubio, que ya había venido varias veces en la semana, vio a Rayen zambullirse en el muelle y trazó otros planes para ella.
La esperó al atardecer, debajo de las maderas carcomidas del atracadero. Forcejeó con ella y la violó. Los visitantes permanecían absortos por el paisaje y no escucharon los gritos. Solo las aves se alborotaron por aquellos aullidos desgarradores.
El día siguiente despuntó frío. Las avutardas continuaron su rutina y como todos los días, llegaron nuevos visitantes.
Rayen continúa zambulléndose en el agua, un pequeño niño de cabellos de oro la observa desde la orilla...




P/D: Huinca o winka es un término proveniente del idioma mapudungún, en referencia a las personas de raza blanca, y más específicamente, a los conquistadores españoles del siglo XVI.