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Cuando arribamos con las maletas a aquel puerto estudiantil, dábamos- vistos desde fuera- impresión de estar inmersos dentro de un film neorrealista italiano. De hecho fue la primera vez en que me vi a mí mismo desde fuera. Aquella cámara cenital ya no desapareció en mi vida. De vez en cuando, sobre todo cuando pastoreaba mi soledad por aquellos nuevos confines, me veía como me pudiera ver desde la barra, por ejemplo, el camarero.
Pero era algo que había que hacer en la vida: un trance por el que pasar. Un motivo necesario. Aquella increíblemente lenta adolescencia encontró entre las paredes de aquella pensión- a la que arribamos con nuestros fenomenales maletones sin ruedas- el principio de su fin. Lo de la cámara exterior me ayudó, pues con espíritu de cineasta afrontaba todas las dificultades nuevas que se iban planteando. Afortunadamente, por lo que fuera, lo puedo contar. Milagrosamente, quizá.
Aquel viaje iniciático al corazón de uno mismo aún no ha terminado, pero se sabe a ciencia cierta dónde empezó.
Paró el tren y pisamos tierra con el mismo espíritu, posiblemente a menor escala, pero de parecida enjundia, al del emigrante en tierra extraña. Buscando un futuro, en nuestro caso intelectual. Era un camino que no tenía marcha atrás. Los barcos estaban quemados. No quedaba otra que avanzar.
Ya digo; buscamos la pensión. En el silencio de la noche se oían los vehículos pasar. Era la ciudad más grande en la que yo había estado. De vez en cuando una sirena y la sensación de estrépito continuo. Cuando despertamos el dinosaurio no sólo no se había ido sino que permanecería- con suerte unos cinco años- con nosotros allí.
Luego ya dimos con el piso; en fin, y nos fuimos haciendo mayores, como digo. No encontré durante mucho tiempo la respuesta a aquel fenómeno mío particular. Aún no la encontrado de hecho. Me he conformado con pensar que se trata de una circunstancia más, como el que nace con un lunar. Pero lo cierto es que así fue, principiando tal especie de escisión, fotografiando aquella estampa maletinesca nuestra particular.

Texto agregado el 20-10-2020, y leído por 46 visitantes. (2 votos)


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