Para Cristi

De pronto, me detuve en la ventana a contemplar la mañana en las primeras horas del día, observando simplemente, sin darme cuenta lo que pasaba a mi alrededor. Un pensamiento vino a mi cabeza “Han pasado treinta años ya de aquel momento, y mi memoria ya no es la de antes, tengo recuerdos claros del momento en que ocurrió, pero no logro recordar ese último detalle, ese que me ha acompañado estos últimos treinta años”. Probablemente el golpe en la cabeza que sufrí el día de ese accidente borró de mi memoria esos detalles.

Empiezo a observar lo que ocurre afuera. Son niños corriendo por el jardín; los miro desde mi ventana, pero no logro distinguir quiénes son. De pronto, alguien golpea la puerta de mi habitación, ingresa lentamente. Es ella, me mira y dice: “Son los nietos, han viajado con los niños a visitarnos'' .- Recuperé el sentido del espacio, la miré y sonreí.

Vivimos en un pueblo tranquilo, cerca de la costa, entremedio de árboles y con poca contaminación. Los últimos años la población de la tierra ha disminuido considerablemente producto de las pandemias y guerras, pero estos últimos años han sido tranquilos, y nos dedicamos a descansar.

Nuestro hijo, Luis, un destacado neuropsiquiatra, gracias a los avances de la medicina en los últimos años, acaba de desarrollar un estudio que comprueba la eficacia de la hipnosis para reconstruir gráficamente y proyectar eventos del pasado que pudiesen estar perdidos en la conciencia. Es una máquina del tiempo de la memoria.

Acabada la cena, Luis se acerca con voz amable, me pide acompañarlo al jardín. Una vez fuera de casa, me ve y dice con tono serio: ¡Viejo! Qué cansado te ves, ¿ocurre algo?- ¿estás enfermo? , preguntó.

Prendí un cigarro, y respondí -Lo malo de ustedes es que no se les puede mentir. No, Luis, no estoy enfermo, pero necesito de tu ayuda.-

Lo que necesites, respondió, con voz preocupada.

Me di vuelta hacia él y le dije: tranquilo muchacho, la salud está bien, pero necesito tu ayuda con tu máquina del tiempo.

¿Mi máquina del tiempo? .- Papá! eso es un tema serio, si has perdido tus llaves nuevamente, no puedes pedirme la máquina para recordar esas cosas.- La máquina sirve para acceder a lugares de la memoria que están muy bloqueados y existe un riesgo de que estos se eliminen para siempre de tu subconsciente.

Mocoso insolente!!, ¿acaso crees que te pediría la máquina para encontrar mis llaves?.- un silencio se apoderó del lugar por instantes-. Hijo tu padre estuvo a punto de morir en más de una oportunidad en su vida, no lo sabes, pero en una ocasión sufrí un accidente y cuando sentía que me dormía para siempre, algo me trajo de vuelta, y sé que vi algo y necesito recordar qué fue.- Llevo años queriendo recordar qué fue lo que vi y me hizo despertar de ese accidente.

Luis señaló que me ayudaría. Esperaríamos que todos estuviesen dormidos y haríamos ese viaje en el tiempo que pudiese recordar, y con ello acabar con el misterio de ese detalle que no logro recordar y que me ha acompañado los últimos treinta años.

Llegó la noche y todos se encontraban durmiendo. Conectamos la máquina. Parecía un casco, que con un cable se conectaba a su celular y proyectaba imágenes.

Estás seguro papá?- puedes recordar lo que necesitas, pero debes saber que si ese recuerdo está bloqueado, es porque quizás debe quedar así, y corres el riesgo de perder de tu memoria todo lo relacionado a ese momento.

Continuemos le pedí. Él no entendía lo importante que era para mí recordar ese detalle, él no sabía que yo conocía parte del resultado, pero necesitaba verlo, porque su rostro se había borrado.

Programó la fecha en el dispositivo, y automáticamente el aparato comenzó a proyectar lo ocurrido ese día. Como era un viaje a la conciencia, podía ver todo lo que veían mis ojos en ese momento, pero también ver mis pensamientos, las sensaciones, era revivir el momento en todo sentido.

De pronto, bruscamente un golpe en el costado me sacude y pierdo el conocimiento; es el accidente, todo se hizo lento, y mientras veía imágenes de mi vida en fracción de segundos, se empezó a apagar todo. Ahora es mi hijo, quien podrá ver en su máquina lo que pasa por mi mente.

Escucho mi respiración muy suave, no siento dolor, no puedo abrir los ojos y todo se va apagando cada vez más cubriéndome de sombras y frío. Lentamente se apagan todos los ruidos externos, ya no queda más, es un dormir profundo, muy frío y oscuro, y me voy perdiendo en esa oscuridad.

De pronto, algo me hace reaccionar en la profundidad de ese dormir. Comienzo a sentir una luz muy brillante, pero no puedo abrir mis ojos. Su brillo crece, y crece, y va llenando toda esa oscuridad. Aún no puedo abrir los ojos, el brillo es muy intenso, y el frío se vuelve cálido.

Este es el detalle, ahora puedo abrir los ojos y volver a ver lo que vi hace treinta años. Su brillo es tan intenso que parece te fuese a quemar la vista, pero no es así, puedo verlo claramente. Su calor no quema, abraza, y comienzan a despertarse todos mis sentidos. Abriré los ojos, no puedo despertar sin ver el detalle, sin tener la claridad.

Abrí mis ojos y vi una silueta. No distingo quién es, me esfuerzo por enfocar bien la mirada para distinguir quién es la persona de la silueta. El brillo que irradia es muy grande. En ese momento, comienzo a notar que el brillo que emana viene de su cabello. Es muy intenso, es luz.

Empiezo a acercarme para ver quién es, acércame cada vez más, y cuando estoy comenzando a ver su rostro, bruscamente he vuelto a la habitación.

¡Qué hiciste Luis! ¿por qué me has traído de vuelta?, en el momento que estaba viendo el detalle que me ha faltado los últimos años, ¿qué has hecho?, ¿a quién has visto?, necesito saber-.

Luis, apoyó su mano en mi hombro, y sonriendo me dijo: Papá tranquilo, he visto todo. Ese brillo, esa luz, todo. Has visto a mamá.