MI TÍO GENARO

Al fallecer mi tío y revisar sus cosas, vi un papel donde puso su pensamiento antes de pasar a la dimensión desconocida. Se los transcribo. Primero escribió tres pensamientos de diversos autores:

“Como de entre mis manos te resbalas
Oh, como te deslizas vida mía…”
Quevedo

“El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad”
García Márquez

“El hombre:
nacer no pide/morir no quiere”
Adela Celorio

Yo, con mis muchos inviernos acumulados, más de lo que quisiera. Desde luego no los voy a decir, aún me queda presunción. Como en un diario, antes de pasar a mejor vida, escribiré las etapas de mi existencia. (Ojalá sea cierto lo que dicen los curas, confieso que era ateo, pero, de viejo me volví rezandero, “por las recochinas dudas”).

AL NACER. Mi madre dijo: “un bebé muy lindo”

A LOS 6 AÑOS. No me gustaba la escuela.

A LOS 12 AÑOS. Era el más grandote y traía jodidos a los demás.

A LOS 14 AÑOS. En la secundaria me di cuenta que las niñas tenían “un no sé qué”.

A LOS 20 AÑOS. Por influencias entré a trabajar en el gobierno.

A LOS 40 AÑOS. Casado (con una vieja que de bonita se volvió chismosa y argüendera), dos hijos adolescentes que no los aguantaría ni Belcebú. Además, con un sueldo raquítico.

ANTES DE ESTIRAR LOS TENIS. Con tristeza estoy convencido: que en toda mi existencia no he sido más que un pobre pendejo.