Idea
Se me ha ocurrido crear una nueva señal inspirada en el código de circulación, con el triángulo de peligro y en el interior una figura humana con mascarilla protectora anticovid y una camisa de fuerza. Sería de gran utilidad para los apacibles ciudadanos que aún conservamos el juicio y acostumbramos a ser correctos y a no meternos con nadie.
En el mundo siempre hubo " tolos", palabra que en gallego designa a los locuelos a quienes les patinan las neuronas; pero la pandemia ha hecho que afloren como las setas en otoño.
A buen seguro los psiquiatras deben de estar desbordados de trabajo. Lo peor, todos aquellos que campan por doquier sin tratar.
¡ Qué bien vendría la susodicha señal! ¡ Atención! ¡ Peligro! ¡ Loco suelto! Y nos pondríamos a resguardo.
Como no existe, pues el tolo embiste y nos pilla por sorpresa.
El domingo hicimos una ruta de senderismo de gran descenso. A la subida no pude ponerme la mascarilla por mis problemas de asma.Siempre llevo un justificante médico que acredita mi caso. Bien, pues iba yo tan feliz por un bosque de cuento cuando, ¡ zas!, irrumpe el tolo.
- ¡Hay que ponerse la mascarilla!- me increpa con malos gestos y malhumorado.
- Tengo razones médicas para no ponerla al aire libre y casi sin gente.
- Pues ponte un cartel- insiste el macarra.
Sin parar, me lamenté en alto del incremento de tarados tras el Covid.
Si él hubiera llevado el triángulo de advertencia , " Peligro, loco suelto" , me habría dado lugar a coger otro atajo para sortear al cabestro.
Y por no saturar no cuento más anécdotas , pues a diario veo señales de desquicie en este nuevo escenario medievalizante de " peste".
De durar mucho el Coronavirus el mundo se convertirá en un gigantesco manicomio. Y los pocos cuerdos que sobrevivan se cotizarán más caros que los colmillos de los elefantes para los cazadores furtivos.
En fin, quizá no fuera mala idea escapar con los monjes de la Trapa una temporada hasta que salga la vacuna.