Sí, hay una diferencia entre el qué y el por qué,
aquel matiz que da sentido a la ciencia,
un saber razonado frente a la mera afirmación,
por un quién, un cómo, cuándo y dónde,
más allá de la respuesta; una nueva pregunta,
la aporética cavilación para una respuesta.
La vital preocupación que forja los mitos,
un natural interrogante entre lo lúcido y lo práctico,
del conocimiento falaz a la verdad revelada,
de la revelada verdad a la razón más pura
un proceso entre mi ignorancia y el saber,
ese que da sentido al sentimiento, que nos da la vida.
Pero hay un entreacto entre el qué y el por qué
entre la ilustrada razón y la venial pasión,
una creencia que no es dogma, que no es fe,
un intimo saber que nos enseña la propia vida,
la sapiencial revelación personal que nos guía,
honesta mirada para quien sabe que ver. |