El frío caía sobre nosotros. A pesar de las imágenes a las que estábamos entre atentos y atendiéndonos. Estábamos ahí, como atrapados por todos los ojos del cenicero. Pero otra vez estábamos ahí, temblando entre el frío y el miedo, deseándonos sin creer que volveríamos.
Pero ahí estuvimos, tratando de aparecer frente a todos como si nada nos alcanzara.
Yo siempre me he preguntado hasta dónde llegaremos. Hasta cuando jugaremos entre el infinito y su final. Nuestro final. El final de este sarcasmo, de estos silencios, de estas ausencias.
Finalmente ahí estábamos, cerrando nuestros labios con cigarros y otras cosas que nos alejan.
Entonces, dime qué hago aquí ahora...
Otra vez buscando otros brazos, otras penas que no son como las nuestras, amargando más mi soledad con compañías.
¿Y tú?. Tú estarás entre hermanos y nadies, gente ajena que te asalta con estupideces y desastres.
¿Y yo?. Aquí sentada como tonta, soñándote, creando ficción frente a una mesa, deseando que tú me abrazaras, que te ahogaras entre los dedos.