No hay disposición que aguante
la insaciable torpeza de querer.
Ni recurso en abundancia
que nos llegue en algún
momento a satisfacer.
Nunca nada será suficiente
si de todo queremos más.


No puedo salir al frío
que me roba la tibieza.
Y no quejarme del viento
que me hace correr
de regreso a la pieza.


No puedo esbozar una sonrisa,
ni repartir bulliciosas carcajadas,
empeñando alegría que no tengo
cuando la garganta esta apretada.


Puedo esperar como güeón
porque eso sí me sienta mejor.
A que se encienda la noche
o se apague el sol.
¿Quizás con eso te sientas mejor?


¡Hasta cuando arrastraremos
la estupidez de no comprender!
Que no se necesita de mucho
para sonreír en cada amanecer.
Nunca nada será suficiente
si de todo queremos más.


¡Hasta cuando arrastraremos
la estupidez de no comprender!
Que una palabra cariñosa
puede hacer la diferencia
en días como estos,
que nos devora la indiferencia.