Despojos
Eres es una mujer joven que acompañas a ese sobreviviente asqueado de sí mismo que juega de forma compulsiva en ese hotel de lujo. Lo único que quiere es beber y beber quizás, para olvidar, lo que ya olvidó.
Todos los días de su vida, arranca con vodka.
Ahora eres su sostén, su tabla de surf, una puta cuyo deber es complacer, para que en este caso, él se apoye en tu pecho. El bebe y bebe, sin parar, hasta obnubilarse. Sale de la habitación, te descuidas, un instante, y cae a la piscina de aguas translucidas.
Te lanzas a buscarlo. Moviendo tus brazos, lo sostienes con las dos manos y lo arrastras a la orilla. El yace mojado. Vienen los pasajeros del hotel a ayudar, pero nadie quiere inmiscuirse.
Por la noche, lo arropas por la mañana, lo acunas.
Ya despierto agarra o una nueva botella de vodka. Vas a dar una vuelta. Vuelves. El yace tendido al lado de su desordenada cama maloliente, en su propio vómito.
Tus lágrimas se deslizan por tu maquillado rostro. El conserje viene y dejas la habitación, con tus tacones altos, por el pasillo hacia a la búsqueda de otra expiación.
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