La cita era a las tres de la mañana. A esa hora el pueblo dormía y no habría testigos de aquel encuentro. Llego en su auto. Camino por un sendero entre los árboles, que, cubiertos por la niebla producían a sus ojos un efecto siniestro. Miro a ambos lados, el silencio lo ponía nervioso, raro en el que siempre había sido muy sangre fría, era muy bueno en su trabajo.
De pronto sintió el crujir de las hojas, alguien caminaba acercándose lentamente, se dio vuelta y vio una figura que avanzaba, cada vez se hacía más visible, vio sus cabellos sobre los hombros, su mirada sensual, su boca, su cuerpo. toda ella era de una belleza que impactaba, por un momento creyó estar soñando. No quiso adivinar. La dejo a ella.
Se detuvo frente a él.
-Soy a quien usted está buscando.
- ¡Julia Iriarte!
-Usted dirá inspector.
-Señora Iriarte, yo conozco todo de usted. Sé que es la mujer de Ordoñez.Todo.me hace pensar que usted lo mato aquella noche
-Es verdad. ¡Pero yo no lo hice! -dijo desafiante la mujer.
Señora, hay detalles que la hacen sospechosa. Llega y se instala frente a la iglesia, lo asesina, va a la morgue no se para que y se queda en el pueblo para vengarse de Lili Colman,y lo logra.
Se casa con un abogado que trabaja para ellos y así, llega a la casa para ganarse su confianza. ¡Que más señora!
- ¡Y todo eso me hace culpable! Voy a contarle mi verdad y usted saque sus propias conclusiones. Llegué a Santa Catalina en la mañana, muy temprano. No tenía otro medio para venir a este pueblo que no fuera en tren.
Pase todo el día en el hotel. Cuando comenzó la ceremonia yo todavía estaba en mi habitación, no me animaba a cruzar hasta aquel lugar que me conducía al mismísimo infierno. Tenía miedo de comprobar que era él.
Finalmente fui hasta el lugar e inmediatamente salieron los novios. Lo vi. Estaba allí. Después todo fue tan rápido. El disparo y el cayendo. Lo sacaron en un abrir y cerrar de ojos como si estuvieran esperando que eso pasara, como si todo tenía que ser así.
Luego fui a la morgue. No era mi marido el que estaba allí. Entonces decidí quedarme en el pueblo.
Mi matrimonio con Preshe no fue calculado por mí. Conocí a Lili y cuando vi que su cuarto era un santuario con fotos de mi marido, la camisa con su perfume, la botella de whisky que él tomaba, todo fue tan real, como si el estuviera allí, latente, entre nosotras, entonces perdí el control y lo demás usted lo sabe.
-En la habitación no había más que lujo y orden señora. No había nada de su esposo.
-Seguramente la limpiaron para no dejar rastros de lo que escondía la loca en su habitación.
Lo miro. Parecía querer decirle algo más, pero no confiaba en él. Solo le decía cosas entre líneas como para que él se diera cuenta, Tenía que armar un rompecabezas, y Sáenz ya se había dado cuenta.
-Su marido, señora, cree que usted está enferma.
-En los psiquiátricos les borran la memoria a las personas.
Lo mismo le dijo él a Preshe,
Fue lo último que dijo. Vio como su elegante figura se perdía en la noche. La dejo ir, ya tenía suficiente. Sabía que Julia Iriarte era más útil libre que encerrada,
Llego al cuarto del hotel, encendiendo un cigarrillo se sentó junto al ventanal y mirando el pueblo dormido pensó en todo lo que le dijo Julia.
Una cosa le hacía ruido, no era Ordoñez el hombre que estaba en la morgue aquel día, .
Aparentemente los Colman habían tapado todo por miedo a la prensa, sin importarle siquiera quien lo mato. Aunque, aquella familia siempre había estado bajo sospecha de ciertos negocios sucios, y,
cualquier cosa que ocurriera en su entorno ellos debían ocultar. Ahora ella se lo estaba confirmando, realmente no era su esposo. Y así, analizando cada palabra que ella le dijo esa noche fue armando aquella historia que era como un laberinto, un laberinto en el que él también se encontraba dentro.
Continuara