A millones de kilómetros de distancia el agujero negro se hizo sentir.
Los cerebros electrónicos de la nave despertaron a los seres humanos. Novecientos años congelados.
La nave reportó un aumento de potencia en los motores para contrarrestar la fuerza que literalmente la succionó hacia la imponente masa oscura.
Nada es lo suficientemente rápido para escapar de un agujero negro, ni siquiera la luz, recordó el capitán.
La tripulación, horrorizada, miró los indicadores de la nave donde se reflejaron los intentos del piloto automático por mantener la trayectoria original.
Novecientos años terrestres; dos mil millones de años en ese lugar de la galaxia. Suficiente para crear el agujero negro que no estaba.
Cuando alcanzó la mitad de la velocidad de la luz, la nave se desintegró con un estallido silencioso.
Nada es lo suficientemente rápido.
Texto agregado el 27-09-2020, y leído por 78
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
28-09-2020
Un relato con un final trágico. Buen texto. maparo55
28-09-2020
Sólo la oscuridad es más rápida, buen relato, gracias jagomez
27-09-2020
¿Hubo sobrevivientes, aparte del que relató la odisea? Abunayelma
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