En mi lista de profesiones desarrolladas en los últimos tiempos, la de cazador de recompensas era la que mejor me sentaba. También hice incursiones como buscador de oro, Sheriff, Alguacil y Barbero. En realidad lo de Sheriff y Alguacil podemos considerarlo como uno solo. Semántica que le dicen.
Fueron muchos años de mi vida con la morada principal en Dodge City, una pintoresca ciudad del estado de Kansas, en el corazón de los Estados Unidos.
Eran los tiempos de 1880 y las turbulencias eran cosas de todos los días.
El más buscado por ladrón y asesino era un tal Bad Boy, un terrible personaje al margen de la ley, un eufemismo que difícilmente pueda degradar al terrible Bad. La recompensa era bastante suculenta, unos US 5.000.- que aseguraba un buen pasar a su atrapador. El método solicitado acercaba al seguidor ya que lo querían VIVO o MUERTO.
El mantener con vida a un asesino era uno de los trabajos más duros que podrían realizarse, se jugaba la vida en cada paso que se trasladaba al reo.
La última noticia del malviviente, lo situaban en la contigua ciudad de Green City, Se le atribuía un asalto a la oficina de correos llevándose un elevado botín. En el atraco se había cargado a tres parroquianos.
Portaba una Colt 45 en su cintura siempre dispuesta a entrar en acción. Se comentaba por todo el condado de Kansas las habilidades del personaje con su arma. A la hora de desenfundar no había quien le pudiera ganar.
Comenzamos a andar por las polvorientas tierras de oeste americano donde no faltaban los rollos de pastos que se cruzaban en mi camino.
Con mi zaino Shadow hemos recorrido grandes espacios y vividos cientos de aventuras. Sus delicadas crines y tonalidades oscuras le dió nombre a mi inseparable amigo.
Camino a Green City en medio de una tormenta de tierra y polvo, logramos refugiarnos en una antigua mina de oro, abandonada hacia no sé cuántos años.
A la mañana siguiente, ya llegados a Green City, nos cruzamos con el Sheriff, que nos contó lo ocurrido en el correo, uno de los muertos en la refriega era su asistente Foster.
-¿A dónde huyo?- Interrogué a la autoridad del lugar
-Algunos dicen que se fue para el desierto, otros que aún está en el pueblo, lo ciertos es que lo buscamos por todos lados y ni rastros de él.
Si algo de experiencia me dio esta profesión es ponerme en las botas del delincuente; una suerte de empatía, pero con reparos
Sin decir palabra alguna, mis instintos me llevaron al Saloon morada habitual de los delincuentes; prácticamente desierto.
-Buenos Días forastero, que le sirvo
-Lo de siempre, intenté bromear con el sujeto
Sentí que martillaba su arma y reaccioné de inmediato.
-Whisky doble
La situación retomó su curso, y después del cuarto vaso parecíamos hermanos.
-¿Supo algo del cerdo cochino de Bad?-pregunte al mesero
El susodicho me miró fijamente y en ese entrecruzamiento alzó su vista hacia las habitaciones del primer piso.
Extraje de mi axila mi Derringer de dos disparos al tiempo que cruzaba el índice de mi mano izquierda en los labios en señal de silencio.
La efectividad de mi arma estaba en la corta distancia, de ahí a apresurarme a encontrarme con el bandido.
El lugar contaba con solo cuatro habitaciones, solo en una estaba el malvado Bad.
Al trasponer la primera puerta se apareció de repente; una rubia cabellera llena de rizos y una sonrisa pintada que solo las meretrices de Green City podían ofrecer.
Me olvidé por completo de mi misión y sucumbí antes las curvas de Daisy.
Fue a primera vista, nos juramos amor eterno y huimos por los techos del Saloon.
Nunca voy a saber si el mesero había dicho la verdad o simplemente fue una acción premeditada.
Salí con mi amada, tomamos rumbos hacia Dodge City y fue el comienzo de otra vida, esta vez como barbero del pueblo.