A mis hijos

Los aguardo en mi desierto rocoso,
dichoso de brindarles mi sombra
como árbol frondoso.
Los espero con paciencia
Los espero con dolor
y con urgencia.


Con la culpa de haberles faltado
Con la premura de la degeneración
que silencia el dialogo profundo,
con simples risas de distracción.


Los aguardo con alegría
con la tibieza de una frazada de lana
para las noches frías.
Los espero con paciencia
Los espero con dolor
y con urgencia.


El mío es un amor
de mano en la frente
que lucha con el dolor
calmando la fiebre.


El mío es un amor
entre lágrimas contenido
que calma el dolor
con un furioso soplido.


Los quiero felices.
Los quiero con los brazos abiertos.
Los quiero sin hambre.
Los quiero despiertos.


Los quiero de lejos
con paciente respeto.
Los quiero como padre
con demasiados errores.
Los quiero sin parto,
y con muy pocos aciertos.


Los aguardo con respuestas
con muchas historias
y pocas preguntas.
Los espero con urgencia
Los espero con amor
y con paciencia.