Ayúdame a no seguir las antorchas
de quienes se alejan de la luz del día,
con el seductor fuego en las manos
Iluminando rincones de negra alegría.


Ecos apagados
hacia las cuevas subterráneas,
del conocimiento que nos aleja
de los pasos demarcados
deseoso por conseguir la meta.
Cualquier meta.


¡Aléjame de la verdad del mundo!
Aléjame de la sabiduría
que desde nuestras gargantas
se articula vacía.


En la semejanza con otros
reflejos en recuerdos de nosotros
brota seguro el afecto.
Y sobre el camino claro,
son mis pasos la sombra
que tiñe de gris apagado
la surrealista obra.


De negro el horizonte
y tras los pasos andados
charcos rojos
de latidos desperdiciados.
Cuadro de colores deslavados
torpemente pintados.


¿En dónde se refugió la inocencia?
de la justicia que desgarra corazones
ejecutando culpables a conveniencia.
En la semejanza brota seguro el afecto
y en la sobreprotección la desobediencia.


¡Aléjame de la verdad del mundo!
Aléjame de la hipocresía
que profundo duele
cuando se disfraza de compañía.