Como no tenía la fuerza para darte todo lo que pedías ver de mí. En un intento desesperado, me arranque el corazón y lo puse en tus manos...
(Para entonces), era lo único invaluable que me quedaba. Todo lo bueno que aún tenía, yacía dentro de él. Y te lo di...te lo di con urgencia como quien da un juguete nuevo a un niño. Intentando calmar así, las ansias por su capricho. Anhelando que con ello pudieras esperar, hasta el punto que yo, lograra cumplir de algún modo con tus expectativas. Pero antes de que yo pudiera intentarlo; te hartaste. Y tu paciencia llegó a su cenit en la tediosa espera.

Y mientras mi corazón aún latía intermitente. Sin ti, sin mí… Lo abandonaste en el rincón de la desesperanza. Para no tener que asesinarlo de un solo golpe. Así partiste. Y mientras te alejabas; nuca te vi voltear o detenerte siquiera en señal de compasión por tu abandono.

Y te seguí… te seguí por años. Camine tras de ti como un mendigo; mientras me alimentaba de las migajas de ambrosía, que caían de tu falda. Hasta que un día tras la neblina te perdí... y yo, no supe encontrar el camino o el retorno.

Sin guía, sin corazón, sin ambrosía; deje que los días pasen. Hasta convertirme en esto… que hoy, se asemeja a un zombi que no tiene corazón, que murió de inanición y se perdió en la espera de encontrarte un día.

¡Y cómo iba yo a lograrlo!
Si me desprendí del gran motor que poseía. Porque no fue tu amor que me movía, sino la carencia de amor propio que sentía.


SkM.©