Un Cuento
Perdón

Ya han pasado los años... Y un hombre de cabellos rizados se puso a escribir... Una carta dedicada a su hermano... A su lado el cuerpo sin vida de una mujer... Encendió las luces... Era un cuarto lleno de libros y papeles por doquier... Una mesa y su silla, y una cama desordenada... En el piso un puñal empañado de sangre... La misma que manchaba la cama donde cargaba el cuerpo seco de una mujer... Fue hermosa... Sus ojos aún abiertos y sin brillo... Sus amplias amplias caderas y sus senos como copos de nieve, fue hermosa... Sus cabellos negros y su blanca piel contrastaban con la sangre ya coagulada que brotase de su vientre donde afloraba como espuma sus largos intestinos... Era aún así, un cuadro hermoso... Terminó de escribir... Cerró la carta y la puso a un lado de su pie... Se vistió... Cogió la carta, miró por última vez el cuerpo de la mujer y salió del cuarto... Ya en la calle tomó su auto y se dirigió a una postal... Dejó la carta y se esfumó como aquellas luces que se apagan en mitad de la noche... Y luego de años de años y años... Un anciano de cabellos rizados volvió al mismo cuarto, que ahora estaba abandonado... Tenía una carta en la mano... Era de su hermano ya fallecido... Decía cosas del perdón y la oportunidad... Pues aquella mujer de cabellos negros y blanca piel, fue su mujer... Tiro la carta y con un puñal se cortó la garganta... Allí quedó un anciano de cabellos blancos y rizados...