La primera vez que la vi
supe que sentiría cosquillas en los pies
¿Cómo lo sabes? -preguntó.
Y le invente una historia sobre una conspiración de arañas
donde el héroe principal era una hormiga disléxica.
Es que cuando tienes un trastorno sin diagnosticar
solo piensas en verla feliz
te olvidas de días silentes
incluso ella sin pensarlo sucede
una trenza nueva en su cabello
una mano derecha suave
una piel que tirita con el invierno
otra vez una mano izquierda suave.
Cuando la vi, la única cosa en la que pude pensar fue con
que facilidad mis labios van a besar su frente
no era malo ser bajita, le repetía
así como no tiene nada de malo
odiar al mundo una vez por semana.
No fue difícil hablar con ella
no es que no sintiera nervios
sucede que existe lo inevitable
como el veneno en la boca del dragón komodo
En nuestra primera cita
decidimos quemar la ciudad
le encantaba la idea de inflamar edificios
luego se arrepintió
porque vio arder algunos balcones
y ella ama fotografiarlos
me explico la razón porque tiene
cientos de retratos de balcones antiguos
me hablo de su obsesión por la simetría perfecta
y por esa misma razón amaba mis pómulos
cuando puse mis manos sobre sus senos
le hable sobre el hombre de Vitruvio
pero no pudo evitar odiar a Da Vinci
y recalcar que no era perfecta.
La abracé, le prometí que le iba a regalar un balcón barroco
ella sonrió y no pensó en las imposibilidades o tal vez solo quiso creerme.
Le encantaba acomodarme el cuello de la camisa
quince o veinte veces, y a veces más.
Cuando nos mudamos juntos, ella dijo que iba ordenar mi vida
por colores, tamaños y alondras.
Hizo de mí un arcoíris y acepte sus días nublados
llenos de angustia, su depresión constante y su odio hacia sí misma
lo acepte porque sucede simplemente que ella era mi color amarillo
Cuando me llamaron del colegio donde ella trabaja, porque ella es maestra de arte
la encontré llorando con una crisis que la hacía temblar
dijo que ya no quería ser fuego, quería ser un gran bloque de hielo para ya no sentir nada
dijo que ya tenía preparado veinte tabletas de Valium para dejarse congelar
esa misma tarde la diagnosticaron trastorno obsesivo compulsivo y la internamos en una casa de reposo.
la dejé con una batita blanca, un bloc y lápiz de colores para sus dibujos.
A las tres semanas me llamaron para llevarla a casa
me enseño sus dibujos donde siempre aparecía una parte de mí
mis pómulos, mis cejas, mis labios, mis ojos o un híbrido de ella y yo
cuando dijo que me amaba, sus labios se curvaban hacia el infinito
cerraba los ojos y me imaginaba que los días y las noches o el tiempo en su totalidad se detenían frente a ella.
Algunas mañanas empezaba a besarme para despedirse una, dos, tres o veinte y cuatro veces y yo solo me detenía.
Le dije que nada de lo nuestro fue un error
el amor no es un error y aunque nos mate nada va salir mal.
Y ella fue la primera cosa hermosa que no he odiado.
Quiero despertar todas las mañanas sabiendo que ella va acomodar el mundo por tamaño y colores.
La quiero tanto que…
Ya no quiero incendiar la ciudad
solo quiero construir sus balcones.