Y

Lo que no se pudo decir,
se levantó con el aire.
Cerró los ojos para dormir,
(9:57)...

(El reloj, escaso de segundos, retiene los últimos granos de arena antes de su partida.)

Arena

Sobre la piel de las manos,
retorna al agua, en un espejismo en medio del desierto, al ojo de agua que es remanso,
en el que la sed y el delirio se apagan.

Oscuridad

El invidente se dio cuenta de que no era ciego.
Sus ojos tenían la voluntad de engañarle.

Sorpresivo: cuando ella se fue, no vio.
Cuidaba su espacio en la cama, y
el espacio abierto y protegido de su pecho, en el que le habían sembrado esperanza.

Extrañar

Es aletargar el tiempo,
desde la habitación contigüa del mundo,
donde sucede lo imposible:

En la imagen de tu cabello alborotado
nace un huracán,
y no me pesa pensar
¿ a dónde me lleva...?