-Muy bien… Toma 1. Luz, cámara, ¡acción!

-Oh Romeo, ¿dónde estás mi Romeo?

-Oh Julieta, ¿qué te pasó que estás tan prieta?

-¡Corten! ¡Corten! –Gritó el Director enfurecido- ¿Qué significa esto?

-Estamos grabando una escena señor –contestó el actor.

-¡Eso ya lo sé idiota!

-¿Entonces para qué pregunta?

-¡Me refiero a esas líneas! ¡No estaban en el guion!

-Si… la verdad estuvimos discutiendo y… a todos en el set nos parecen aburridas sus líneas director –dijo la actriz.

-¿Aburridas? ¿Mis líneas les parecen aburridas? –Todos en el set asintieron con la cabeza- Pues adivinen, ¡les pago para que las digan no para que me den su opinión sobre ellas! ¿Quedó claro?

Todos asintieron.

-Bien, continuemos. Toma 2. Luz, cámara y… ¡acción!

-Oh Romeo, ¿dónde estás mi Romeo?

-Oh Julieta. No desesperes Julieta, sólo fui a comprar una bolsa de galletas.

-¡Corten! ¡Corten! ¡Corten! –exclamó el director lanzando su altavoz al suelo- ¿Pero qué demonios fue eso?

-Improvisar –respondió el actor-, ¿le gustó?

-¿Gustarme? ¿Gustarme? ¡Eso fue estúpido!

-¿Estúpido? Prefiero el término ingenioso.

-¿Ingenioso? ¡Ingenioso!

-Si, además fue gracioso. ¿No le parece?

-¿Gracioso? ¿Cómo puede resultar gracioso semejante estupidez?

-A mí me pareció gracioso –comentó el camarógrafo.

-A mí también –secundó el encargado de los micrófonos. Al poco tiempo todos en el set comenzaron a decir que también les pareció gracioso.

-¡Suficiente! –Dijo el director enfurecido- ¡Se supone que esta escena es seria! ¡Estás a punto de morirte inútil! ¡No es momento para inventar chistes estúpidos!

-Bueno pero no se enoje señor director. Tenga, ¿no quiere una galleta?

-¿Galleta? ¡Galleta mis polainas maldita sea! -exclamó el director mientras tiraba de una palmada las galletas al suelo- ¡Y será mejor que digas bien tu maldita línea o serás despedido! ¿Quedó claro?

-¡Señor, si señor! -exclamó el actor mientras se ponía en pose militar.

-¡Bien! ¡Todos a sus puestos! -dijo el director mientras volvía a su silla.

-¿De dónde sacaste las galletas? -le preguntó la actriz.

-De mi bolsillo, ¿quieres una?

-Si, gracias. Me dio hambre ver la escenita que armó el director.

-Aquí tienes.

-Gracias de nuevo.

-¡Bien, ahí vamos! ¡Toma 3! ¡Luz, cámara, acción!

-Oh Romeo, ¿dónde estás que…?

-¡Corten, corten, corten, corten! -exclamó furioso el director- ¿Por qué demonios tienes comida en la boca? ¡Este no es momento para comer!

-Me dio hambre -dijo la actriz al tiempo que se tragaba la galleta masticada.

-¿Hambre? ¡Hambre! -al director le salía humo rojo de los oídos.

-Por favor no me pegue -dijo la actriz poniendo ojos de perrito triste.

-¿Pegarte? ¡Te pegaría si no fuera porque hay un grupo de feminazis viéndome desde la ventana!

La actriz vio hacia la ventana. Efectivamente. Había un grupo de mujeres desaliñadas con pañuelos verdes observando desde ahí. Una de ellas tomó una banana y la partió por la mitad. El director tragó algo de saliva y regresó a su silla. El actor lo veía preocupado.

-Oiga señor director -le dijo el actor.

-¡Qué!

-Ha cambiado mucho, antes usted no era así.

-¿Ah si? Pues adivina, ¡las personas cambian! ¡E igual ustedes bola de inútiles! -el director se dirigió a todos en el set- ¡Todos aquí son reemplazables! ¡Así que hagan bien su maldito trabajo o los despido! ¿Está claro?

Todos en el set guardaron silencio y bajaron la cabeza.

-¡De acuerdo! ¡Terminemos esta maldita escena de una maldita vez! ¡Toma 4! ¡Acción!

-Oh Romeo, ¿dónde estás mi Romeo?

-Oh Julieta, mi dulce Julieta. Aquí estoy, mi dama de majestuosa belleza.

-Oh, ¿quién es ese que se asoma por los arbustos? ¿Eres tú mi Romeo?

-Oh mi Julie… este… ¿cuál era mi línea?

El director empezó a gritar como loco, totalmente fuera de sí. Comenzó a golpear el suelo con su megáfono y luego lo aventó contra la pared. Acto seguido tomó su silla y empezó a golpear la cámara con ella. El actor le ofreció otra galleta a su compañera, para que ésta pudiera disfrutar de mejor manera el espectáculo que tenían delante de sus ojos. Ella aceptó gustosa, pues esta nueva escenita del director lo único que estaba consiguiendo era acrecentar su hambre. Otros miembros del personal se acercaron para pedir una galleta también.

Por fin, el director se cansó de golpear la cámara con la silla y aventó esta última contra el que sostenía los micrófonos.

-Estoy bien -dijo ese hombre alzando su mano-. Con un par de costillas rotas, pero bien.

-¡Se acabó! ¡Ya me harté de este maldito lugar! ¡Ya me harté de todos ustedes! ¡Renuncio!

El director abandonó furioso el set de filmación mientras era observado por el personal, que seguía comiendo galletas. Hubo un silencio sepulcral por unos segundos.

-Entonces… -dijo el camarógrafo rompiendo el silencio- ¿el descanso de 5 minutos se extenderá a 15?