"¿Has visto como llueve? Tenía que llover, fueron dos días de calor agobiante en pleno invierno. Hay una lógica que ordena las cosas. Y hay una lógica, más turbia aún, que ordena la vida de los hombres.
Tu sueles venir a la noche, lo haces cuando quieres. Vienes con la Luna, y con las tormentas, vienes con el café y con el té de hierbas que huele a bosque encantado. Vienes cuando estoy solo, perdido en el silencio de aquel que se detubo a contemplar el tiempo, desde una colina. Y la pausa del momento, me recuerda una vez más, que un alma sensible y profunda, solo puede hallar eco en otra alma sensible y profunda.
Desde el piso mas alto, ante un enorme ventanal, extiendo mi mano hacia el vacío, apreso en mi puño el ruido de la tormenta, y que el viento sople esta música nocturna en tu oído.
No será para tí, aquello que me has quitado, no será para mi, todo cuanto me diste: las prendas del alma, corren libres en un mágico rincón de la memoria. Y lo más valioso que guarda un corazón, cabe dentro de una lágrima".
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