Hoy otra vez me dio por reflexionar, por pensar qué diablos estoy haciendo mal, hice un repaso minucioso en mi conciencia, no, no fue un chapuzón, más bien me sumergí hasta esas profundidades que nunca queremos explorar.
Era un sitio oscuro, lúgubre, no había ecos, ni fantasmas, no había tampoco recuerdos de una niñez tormentosa, realmente había discursos completos dados de generación a generación de mujeres, que me escalofriaron la piel.
Se han fijado, que mientras a los hombres, les es permitido el fracaso amoroso, y los justifican con aquello de que no te supo cuidar, comprender, no te dio lo que querías. A una mujer le dicen que si se fue con otra es porque la otra está más buena, más inteligente, se arregla para él, lo mima, lo comprende, no le grita, no se queja, es una dulzura.
Siempre somos culpables de que ese hombre al que entregamos nuestras ilusiones, nuestro amor, nuestro propio arreglo personal nos haya abandonado.
Eres celosa y posesiva, controladora y frígida, siempre reclamas sus infidelidades, siempre le echas en cara sus errores, son algunas de las palabras que escuchas cuando cuentas tu historia.
En ambos lados de la cerca estuve, fui frígida, porque estaba herida, ya que había entregado mi confianza a un cabrón que la traicionó, pero no era celosa, y el señor me acusaba de sarcástica, indiferente y fría, su celular quedaba ronco de tanto gritar, si él no estaba no lo respondía, su computadora podía quedarse prendida, nunca revise nada, y mucho menos lo celaba con nadie, al final de cuentas no confiaba en él, eso para él significaba que no lo amaba.
Un día él se armó de valor y se fue de la casa, con los huevos suficientes de no volver, no cedió a mis ruegos, a mi llanto, a mi ahora inverosímil sumisión, no creyó en mis promesas de cambiar, tampoco importó su hijo, simplemente se fue, tiempo más tarde quiso volver, pero yo ya era otra persona, otra mujer, una que no lo odiaba, es más que admiraba su valor por haber terminado con esa relación.
Ahora estaba del otro lado de la cerca, era sensual, me monté en unos tacones de 16 centímetros por 8 horas, faldas cortas, cabello arreglado, uñas en perfectas condiciones, pies listos para dar caricias, lencería cara y sexy, oídos siempre atentos a escuchar todos los problemas, cuerpo siempre al alcance de su mano, sonrisa enamorada aunque el corazón estuviera roto, créanlo o no el otro lado de la cerca tampoco es ese palacio que las esposas imaginamos.
Teléfono disponible 24 horas al día, labios rojos incitando a ser besados, mirada fija cuando hablaba para no perder detalle de ninguna palabra pronunciada, ahh y siempre la maldita sonrisa de comprensión… Jaaa, por otro lado, comentarios de esposas ofendidas que de Put@ nunca te bajan, santurronas que siempre ansiaron tener unas manos que las desnudarán, que miraban juzgando tus acciones, amigas que tratan de regresarte al buen camino, porque eres una mujer valiosa y ese desgraciado nunca dejará a su familia, y mucho menos te dará el lugar que mereces, Eres un mujeron y no debes estar en lo oscurito.
Además de eso esposa celosa, que piensa que es la otra quien destruye su matrimonio, y no comprende o más bien por comodidad no desea comprender que esa unión está jodida desde hace mucho tiempo, llamadas insultantes, escenas en el trabajo, amenazas continuas.
Y nunca falta la buena consejera que dice vete, búscate algo mejor, uno que te dé tu lugar, entiende estas enganchada, aferrada a algo que no va a ser nunca.
Faltan las noches llorando en tu almohada, porque en el fondo sabes que es cierto, pero lo amas, estúpidamente lo amas, te ocupas y preocupas, y nuevamente vuelves a quedar de lado.
Y es justo ahí, donde cuentas tus fracasos, volteas a tu pasado y recuentas tu infelicidad, tus pérdidas, tiempos de angustia y amantes fallidos.
Hoy, quise hacer algo distinto, voltee a ver mis éxitos y me sorprendí porque son muchos, recordé mis momentos de felicidad en donde grandes mujeres me han acompañado a reír y grandes hombres me han apoyado, gire la vista y recordé los amantes que me enseñaron tantas cosas, hoy recordé que muy a nuestra manera ese hombre también me dio risas, me escuchó cuando nadie quería hacerlo y me ayudo a reconstruirme cuando pensé que no podría hacerlo.
Lo aprendí amar por sus defectos, jajajajajajajaja, sí, sus defectos, nunca me importaron sus infidelidades, ni tampoco sus mentiras, sus momentos de rabia y enojo tampoco representaron un obstáculo, su machismo, egocentrismo y vanidad para mí no eran rivales.
No esperaba nada de él, ahora lo conozco mejor y aunque la situación es tensa, muy tensa, no es diferente, no esperó nada de él.
Su pareja legal, cree tenerlo y es correcto lo tiene, a un precio muy alto que yo nunca pague, yo no lo tengo, no es mío, nunca lo será, no sé si importe, tal vez el precio que yo pagó por él es mayor, ya que a pesar de saber que esto nunca llegará a nada, que siempre estaré detrás, decidí quedarme y no por estar enganchada, ni aferrada a un amor tóxico, sencillamente por estar enamorada de él.
No creo en sus palabras, no confío en sus actos y mucho menos me importa un bledo el mañana, tal vez al final si soy una princesa encerrada en una torre esperando que un príncipe la libere de su carcelero.
Muestro mi debilidad, muestro mis miedos, porque el primer paso para cambiar es aceptar que estás equivocado y aterrorizado, sin embargo aun así, con el alma hecha pedazos, tienes el valor de gritar que hay algo mal en ti, en mí y en todos, porque que aburrido sería este jodido mundo si todos fuéramos normales.
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