Al final de la cuarentena todos empezaron a quejarse de todo aquello que habían perdido. Muchos veían con pesimismo el mundo y el futuro. Hubo uno que no aguantó haber quedado en banca rota y se lanzó al Tamesis. Todos habían perdido mucho dinero, muchos el trabajo, otros perdieron la familia. Entre todos los presentes solo hubo uno que estaba feliz. No era un banquero ni millonario ni político, quienes fueron los únicos beneficiados. Era tan solo un poeta que había logrado multiplicar los versos. Cuando lo dijo en público todos lo abuchearon, le lanzaron hasta guijarros, pero él siguió feliz ante el rechazo generalizado. Una mujer se paró y le preguntó:

-Qué has ganado con eso?

-He hecho más grande mi alma, cuándo los demás no supieron qué hacer, yo tan solo escribí y de esa manera me alejé del dolor y de la muerte

La mujer lo miró profundamente y luego le respondió:

-Reconozco tu fortaleza e ingenio ante la adversidad, pero es más grande lo que yo he hecho en esta cuarentena

El poeta le preguntó de inmediato:

-Y qué es eso tan grande que has hecho en todo este tiempo de confinamiento:

-Algo que muy pocas lograron, he dejado de ser puta, ahora soy una santa

El poeta sin sorprenderse le respondió:

-Para una santa un santo como yo

AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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