LA DUDA
La enfermedad de COVID-19, un verdadero misterio, la suerte decide quién se va y quién se queda.
Yo he sido un pecador, pero, en mi vida vacía de repente llegó a llenarla un ángel de bondad, Leonor. Ella con su cariño le dio un vuelco a mi vida, me hice bueno y mi dicha era increíble para un descreído como siempre he sido.
—Me siento mal —me dijo—, creo que me va a dar gripe.
—No te preocupes, con reposo te mejoras.
No fue así, tuvieron que intubarla. En mi desesperación caí de rodillas en la capilla del hospital y le recé con toda mi alma a un Dios en el que no creo.
Todo fue inútil, en el desolado cortejo el anciano sacerdote dijo:
—Dios en su misericordia sabe lo que hace, Leonor nos esperará en la vida eterna.
“En la vida eterna” —pensé—, ¿acaso la he perdido para siempre, como mi razón me dice o tendré la dicha de encontrarla en otra vida como el buen viejo promete?”
En la terrible duda, que me acongoja, entre la esperanza y la nada, es lo que me ha impedido, de propia mano, ultimar mi inútil existencia.
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