La gata Ramona pasea muy coqueta con su vestido de bolas y su cartera de cuero roja muy costosa, usa zapatos de tacos y todos los gatos la enamoran.
Cuando Ramona camina por el barrio, todos se emocionan mucho al verla y quieren ser sus amigos y también conocerla.
Pero unos días después un gato malhechor llego al barrio, y su cartera roja de cuero costosa robó.
Ella muy desesperada grita:
Auxilio! Auxilio! Ayúdenme por favor, que ese malvado gato me ha robado, mi costosa cartera roja de cuero. Gritó.
En ese momento apareció Francisco, un gato valiente muy guapo y fuerte con botas y sombrero corre y persigue al malhechor, pero buscaba y buscaba y no lo encontró.
No te preocupes mi bella dama no estés triste, dijo el gato Francisco, que tú cartera costosa de cuero yo la encontraré.
Pero pasan los días y el gato Francisco no sabe qué hacer, para que la gata Ramona vuelva a sonreír otra vez.
Piensa en un plan y le lleva muchos globos de colores pero la gata Ramona jamás sonrió.
Al siguiente día le lleva un ramo de flores muy lindas y la gata Ramona no sonrió. Más tarde le lleva una caja de bombones, ella se los comió pero no sonrió. Ella solo quería su cartera roja de cuero costosa que el malhechor le había robado aquel día.
Hasta que un día, el gato Francisco paseaba por la plaza y vio al gato malhechor vendiendo la cartera roja de cuero costosa de la gata Ramona y se acercó.
¿Cuánto quieres por esa cartera roja de cuero? Preguntó:
Solo quiero quinientos soles, respondió el vendedor.
Qué!!!... Quinientos soles!!!? ¿Estás loco? le dijo el gato Francisco.
Esa cartera ni siquiera es tuya. ¿Porque lo haces? Le dijo el gato Francisco.
Mi madre está muy enferma y necesito urgente comprar medicina para ella, ayúdeme señor, no me quite esta cartera de cuero se lo pido por favor.
El gato Francisco metió la mano a su bolsa y tres billetes de Cien soles sacó y le dijo al gato malhechor, es lo único que tengo aceptas o no…
Está bien aceptó señor, tome la cartera de cuero y gracias por el dinero, mi madrecita calmará su dolor.
Antes de irse el gato Francisco le dijo al malhechor:
Está bien que trabajes, pero no tienes por qué robar las cosas que no son tuyas y el malhechor muy avergonzado bajo su cabeza por lo que había dicho el gato Francisco.
Cuando Francisco recuperó la costosa cartera roja de cuero de Ramona, fue rápidamente a su casa y cuando ella abrió la puerta y vio su cartera de cuero costosa se arrojó a sus abrazos y lo abrazo muy fuerte de tanta emoción.
Ella estaba muy feliz con el gato Francisco por lo que había hecho, que de agradecimiento le pidió que se casara con ella. Francisco no lo podía creer y a los pocos días las campanas sonaron en la gran ciudad.
El gato Francisco y la gata Ramona se habían casado ya.
Y así vivieron felices para siempre.
FIN
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