La diferencia de estar contigo parte 4

Recuperé mi bolso, pero no mi teléfono, al parecer lo tenían apagado, no estaba en mi bolsa, reclamé por ello, pero no me dieron respuesta. Aquel día fue el más esperado en mucho tiempo.
En el estacionamiento, después de hacer mis compras un joven se acercó a mí mientras yo abría el carro.
-Perdón que la interrumpa – dijo el joven – me llamo Jaime Aragón.
-Yo soy Magda Escalona Suarez – tenía que presentarme correctamente. Se trataba del policía por el que mis ojos morían por ver.
-Aquel día el del asalto ¿lo recuerda?
- ¿Cómo voy a olvidar ese día? No me deja dormir lo que me pasó.
-Ese día por la noche encontré su teléfono en el piso, supe era suyo por la foto que tiene en la pantalla, supongo que es usted.
-Pensé que me lo robaron. Me regresaron mi bolso, pero no venía el teléfono. De verdad gracias. En estos tiempos no existe gente así de honesta cómo usted – le pronuncié. El policía estaba enrojecido de las mejillas, pero se veía increíble.
Nos quedamos cómo estúpidos mirándonos, pero ¿Qué más le decía? Nada, no lo conocía.
El joven se alejó de mí y yo me fui a mi casa, siendo el mejor día de mi vida. Buscaba en redes sociales su nombre y no encontré nada. La idea era invitarlo a salir, pero ¿cómo? Nunca he tenido una cita, nunca he dado un beso ¿cómo demonios le iban a decir que tenga una cita conmigo? Pues David tuvo mucho que ver en esto.
Meses más tarde, se aproximaba navidad, una época muy deseada por mí porque son fechas en las que no trabajo y puedo hacer lo que me plazca, comer galletas con soda en mi cama viendo la televisión películas navideñas todo el día.
Fuimos a la plaza comercial, David siempre ha pertenecido a un estatus de la sociedad mucha más alto que al mío y mira que tuve una excelente educación y mis padres viajan por todo el mundo por la empresa de joyas que tienen. Así que la plaza en la se ha dado toda esta situación, está al norte de la ciudad, un rumbo en donde los índices de violencia son muy altos, nos dirigimos al lugar para que lo conociera. Nuestro objetivo era verlo, pero David es un hombre sin filtro, es seguro de sí mismo, no le costó trabajo decir sus sentimientos por su novio, siempre ha defendido sus ideales, la mayoría de sus amigos pertenecen a la crema y nata de la sociedad.
Fuimos al área de los bancos y nada, lo buscamos en las tiendas de ropa, las tiendas de autoservicios, la puerta principal de la plaza y nada. Suponía que estaba en el estacionamiento, pero al parecer no se veía. Tomamos un helado y nos fuimos de la plaza y fue cuando lo vimos en la esquina de la plaza trataba de pedir un taxi.
-Es tu oportunidad – David manejaba su carro.
- ¿Oportunidad de qué?
-De invitarlo a salir.
- ¡Estás loco! – le respondí.
-Ay ya. Es la hora de que despiertes.
Se dirigió a él…

Continuará…