SON SUEÑOS Y NADA MÁS
Se ha escrito y se escribe mucho sobre los sueños, qué son en realidad, porqué se originan, qué significan, para qué sirven, y hasta cómo somos nosotros de acuerdo a lo que soñamos...
El tema es muy controvertido, este fascinante aspecto de la mente humana presenta varias facetas a tener en cuenta. Mientras que para el común de la gente soñar es algo cotidiano, normal, sin misterios que merezcan una explicación, para otros interesados no tanto. Mucho menos para psicólogos, psiquiatras, psiconeurólogos y demás expertos, que se abocan concienzudamente al mayor de sus análisis. Lo ha sido desde aquel Freud, cuando nos planteaba que un sueño es la realización imaginaria de un deseo reprimido, un acceso directo a nuestro inconsciente que permite una interpretación lógica, y que en los casos más triviales, son simplemente residuos diurnos, meras recordaciones de una jornada reciente o, en su defecto, una inocua excitación cerebral que se produce al azar, sin causas a considerar…
Entre tantas opiniones vertidas hasta el día de hoy, respetables por cierto, se destaca la que asegura que algunos sueños suelen obrar como un gran estímulo a una creatividad que nos suele subsistir adormecida (“lo voy a consultar con mi almohada”)…Mientras que en este mismo contexto, también se menciona la existencia de
“sueños reveladores”;aquellos que desde el subconsciente emergen como recónditos recuerdos realmente útiles y necesarios para un inmediato después…
Como se puede deducir hasta aquí, los sueños contribuirían a despertar nuestra imaginación, como también a recordar lo olvidado en nuestro ajetreado consciente del día a día…
Después de haber leído estas relevantes consideraciones, hubiese querido seguir creyendo que los sueños son sueños y nada más…Pero por qué esta displicencia mía; porque lo último que soñé se convirtió en una verdadera pesadilla al poco rato de haberme despertado…Paso a contar:
Aquella noche había soñado que mi esposa me era infiel y tuve la ocurrencia de comentárselo apenas abrí los ojos, con una sonrisa, como un chiste para empezar bien el día. Pésima ocurrencia, malísima, se ofendió al instante. Se enojó y me refutó que esto era la evidencia de la desconfianza que le tengo, y que no viene porque sí. Para ella tenía el sustento de ser un acto fallido de mi conciencia en vigilia, el desliz de un inconsciente que no ha sabido procesar ni reubicar en sí mismo alguna culpabilidad latente que guardo como el mejor secreto…
Lisa y llanamente me había dicho que el subconsciente me traicionó porque yo tengo la conciencia más que sucia que la basura…Esto era una mentira injuriosa, un insulto para mí y reaccioné enojándome también. Con este asunto armamos un embrollo tal que después del correspondiente altercado a viva voz, con las gargantas gastadas nos dejamos de hablar por un largo tiempo. Tensa situación, insoportable sin una solución a la vista que, trasuntada a nuestro entorno, fue una verdadera preocupación familiar guardada también en silencio. Nadie de ellos podía inmiscuirse para mejorarla sin preguntar qué nos pasaba realmente, y todo continuó sobre ascuas hasta que una prima de mi esposa vino a visitarnos.
Ocultando nuestro mal humor la recibimos tan afectuosamente como se merecía, hacía tanto que no la veíamos que nos estaba dando una grata sorpresa, tendríamos con quien conversar. Como preámbulo, ella misma se encargó de explicarnos qué la había traído hasta aquí; un sueño.
Había pensado en qué sería de nuestras vidas, y esa misma noche soñó que estábamos divorciados, que no vivíamos juntos, y desde ese momento no pudo soportar no saber nada de nosotros… No podíamos tomar con liviandad esa percepción suya, aunque viniera de un sueño nos conmovió, era un aviso, un llamado de atención. Tan significativo nos pareció que hicimos las paces sin decirnos una sola palabra, no hacía falta. Implícitamente, sin que esta pariente suya sospechara siquiera que cinco minutos antes todo andaba pésimamente entre nosotros dos…
Así fue que después de una larga y amena charla recordando tiempos pasados y felices nos despedimos de ella agradeciéndole infinitamente su afortunado paso por nuestro hogar.
Fue de no creer lo que pudo un mero sueño, y esto me llevó nuevamente a instruirme sobre esta misma cuestión…Buscando y releyendo encontré que en ese mundo esotérico de los “conocedores de lo desconocido”, existen los “sueños promontorios”. Aquellos que sentimos como mensajes, como anuncios del alma que nos hace levantar de la cama con la firme convicción de que algo ha de cumplirse en un corto o mediano plazo...
Entonces hasta allí, bienvenida aquella oportuna reconciliación con mi esposa, ahora estaríamos tramitando un divorcio. Sin embargo debo admitir que ni así vivo tranquilo, una pregunta sin respuesta me está carcomiendo el alma; si ella consideró que su prima pudo haber tenido un sueño premonitorio, porqué el mío no lo puede ser. Por qué yo debo aceptar fuera de toda posibilidad una futura infidelidad suya.
Creo que aquí subyace cierta hipocresía de parte de ella, pero no volveré sobre lo pasado, mantendré el silencio de una expectativa mediante. Al menos por el momento, hasta tanto no sepa si existen estos "sueños premonitorios recurrentes" que estoy teniendo últimamente, que insisten sobre lo mismo…
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