Había una vez un joven llamado Coco, vivía con su madre en las montañas, pero ellos eran de condición muy humilde.
Coco todas las mañanas iba al bosque a recoger la leña que su madre necesitaba para poder cocinar, pero un día en su camino encontró algo, se acercó con mucho cuidado y pudo ver que era un ave herida.
Entonces Coco empezó a cuidarla con mucho cariño y dedicación, que al pasar los días el ave se curó. Y la cuido con tanto amor que se convirtieron en buenos amigos.
Pero el ave cuando estuvo bien, levanto su vuelo y se fue. Coco se quedó muy triste y pensó que nunca más la iba volver a ver.
Pero días después el ave lo estuvo esperando, se le acercó y le dijo:
Muchas gracias por cuidar de mí y por agradecimiento te llevare a dar un paseo por la montaña encantada.
Él se puso muy feliz, subió a su lomo, y comenzaron a volar por el bosque hasta que llegaron a la montaña encantada.
El ave ingresó dentro de la montaña y en eso Coco vio una luz brillante donde apareció la princesa de la montaña encantada, con un hermoso vestido lleno de diamantes y acompañada de muchas aves.
Bienvenido le dijo la princesa quiero agradecerte por lo que hiciste por mi ave y quiero que sepas que te puedes quedar todo el tiempo que desees, ¿Cuál es tú nombre? Preguntó.
Mi nombre es Coco, gracias por todo princesa él respondió…
Y en ese momento apareció una enorme mesa con mucha comida y las aves que vivían con la princesa lo atendían como a un rey, él estaba muy encantado en ese lugar.
Los días pasaron y él lo estaba pasando muy bien, pero pensó en lo feliz que sería su madre si estuviera allí con él. Así que le dijo a la princesa encantada:
Es hora de regresar a casa, mi madre me debe estar esperando.

Pero antes quiero pedirle un favor, le dijo:
Puedo llevar algo de comida para mi madre y la princesa le respondió:
Haremos algo mejor, hoy dormirás en ese cuarto,
Si tú, era un cuarto mágico lleno de diamantes y la princesa le dijo:
Acuéstate encima de ellos, y todos los diamantes que queden impregnados en tus ropas serán tuyos.
Coco estuvo muy emocionado y así lo hizo.
A la mañana siguiente cuando despertó se había convertido en un hermoso príncipe y sus ropas estaban adornadas de muchos diamantes.

Agradecido se despidió de la princesa de la montaña encantada, subió al lomo del ave y volvió a casa.
Cuando llegó a casa su madre se puso muy feliz y le dijo:
Pensé que algo te había sucedido en el bosque y él le contó lo que le había pasado y le mostro todos los diamantes que la princesa encantada le había dado.
Y desde entonces dejaron de pasar penurias y vivieron felices por muchos años gracias a los diamantes que la princesa de la montaña encantada le había dado.
Fin