Relatando ocurrencias de cuarentena
Agosto, sol, colores y ventanas
Hoy 3 de agosto 2020 invierno en el hemisferio sur, pero en la ventana que me permite ver la avenida y un poco más lejos la cordillera nevada, hay un sol de primavera que me augura un mes de agosto templado y si a eso le agrego que los índices del corona por acá siguen bajando, la mayor probabilidad es que este mes no sea tan cruento como podría esperarse.
Recuerdo aquellos agostos invernales de antes que se llevaba a muchos muchachos… muchachos también de antes y los viejos nos llamábamos por teléfono deseándonos un buen mes de agosto, dado que la tradición lo marca como el mes que arrasa con los viejos en este hemisferio terráqueo.
Creo que en este presente agosto con mayor razón debemos llamarnos y desearnos un excelente mes para alcanzar septiembre gozando de buena salud y de ganas para seguir disfrutando de la vida, sin importarnos ni la edad ni las arrugas del espejo, como tampoco los meses del calendario.
Algo me llama la atención, algo que hasta hoy no había notado y me parece ver que el otoño y el invierno de este año no desnudaron por completo los árboles de hojas caducas que otrora en esta fecha se veían completamente desnudos, aún tienen hojas amarillentas, rojizas y también muchas verdes color esperanza, sí muchas hojas que aún conservan el color verde del verano.
¿Será efecto de la pandemia? ¿Será efecto del cambio climático? ¿O será que no he limpiado los vidrios desde hace meses? Es probable que sea esto último, los cuales como si fueran placas fotográficas aún conservan los colores del verano.
Bueno sea como sea, de todas maneras mañana los voy a limpiar de polvo, humo y gotas de lluvias recientes que dejaron huellas. Aunque en este momento acabo de abrir la ventana y esas hojas igual las veo verdes y lozanas, por lo tanto no es culpa del polvo que se enquistó en los vidrios.
Por eso ahora me pregunto si realmente será necesario limpiarlos. Aunque sí debiera hacerlo, porque también pienso que todo esto que veo o creo ver puede ser debido a que en todo momento sueño e imagino primavera, esperando que vuelva aquella esquiva golondrina que en la temporada pasada abandonó el alféizar de mi ventana buscando otra que tuviera vidrios de calidad semejante al cristal, no tan corrientes ni poco traslúcidos como los míos.
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