DOLOR DE PARTO

Mal día has escogido para nacer, hijo mío. Llueve muy duro y aún no hay casa propia para ti y tu cuna luce a medio vestir.

Anoche colocaron una bomba cerca de la oficina, lo cual me afectó sobremanera y quizá sea la razón por la cual quieras adelantarte. Por mí, sabes, quédate ahí adentro toda la vida, así no te traigo a sufrir, ni a que padezcas tristezas ni desengaños. La vida -aunque bella como lo es ahora para mí-, también tiene momentos difíciles. Es como un manojo de rosas: ofrecen colorido, dulce aroma, belleza; sin embargo, esconden sus propias espinas.

Claro que deseo verte ya, hijo. Es lo que más ansío. Quiero abrazarte, besarte, mimarte, cuidarte por siempre. Anhelo nacer contigo a esa dulce experiencia de ser madre; pero, no hoy, no ahora: estoy fea, gorda y, además, muy cansada, y sé que no querrías una mamita así.

Tu papá, pobrecito él, anda angustiado al ver que de pronto naces hoy y no cuenta con la plata para los muchos gastos que se avecinan: la clínica, tu ajuar, mi ropa y muchas otras necesidades que debemos conseguir para este maravilloso evento que deseamos sea el mejor para ti. Él ruega al Señor para que te demores un poquito más, siquiera unos veinte días. Para entonces nos habrán pagado la prima y eso nos daría mucha tranquilidad, pues contarías con aquello que un príncipe como tú debe tener…

¡Pero, ay, hijo! ¿Qué este dolor agudo que siento en el vientre? ¿Será que no te puedes esperar? Sí, la lo veo, así es. Tú, bebecito mío, no entiendes de plazos ni de condiciones. Tú eres sólo un regalo del cielo, y los regalos como tú, mi precioso, llegan cuando Dios así lo decide.


Bogotá, diciembre 13 de 2008 / Hora: 2.00 p.m


NOTA DEL AUTOR:

Explicar la génesis de un trabajo artístico, sea éste cual sea: pintura, escultura, música, poesía, fotografía, etc., no es un trabajo nada fácil y, en últimas, es propio de cada artista.

Hablar de la “inspiración”, de las “musas” es algo, a mi modo de ver, puramente retórico y hasta rebuscado. Me gusta pensar como bien lo hacía el escritor americano, Ernest Hemingway: “Si la inspiración existe, que me coja trabajando”. Creo a ciencia cierta que no hay otro camino. Es más, no existe. Normalmente el talento es apenas un 10% del todo y el 90% restante es dedicación, disciplina y constancia. En otras palabras: trabajar, trabajar y trabajar.

Toda obra de arte nace sí –necesariamente- a partir de algo, de una chispa creativa que pone en marcha la máquina artística que TODOS llevamos dentro. Un ejemplo de ello es lo que deseo plasmar aquí como explicación del anterior poema (si es que acaso la poesía o el arte en general requirieran de ello para justificarse):

Sucedió la tarde hoy cuando mi esposa y yo habíamos ingresado a una frutería a escampar de un fuerte aguacero decembrino. Nos hallábamos allí conversando y hablando acerca de una dirección que debíamos buscar para ver un apartamento de renta, cuando -en eso- una pareja llegó también a la puerta del restaurante. Fue mi señora quien me alertó sobre la mujer, pues se quejaba y necesitaba descansar. En efecto, el esposo la hizo ingresar y ella se sentó mientras el salió a buscar un taxi. Mi esposa tuvo –quizá- la intuición de que la señora estaba por dar a luz.

Fue ese detalle el que disparó de inmediato en mi mente o en mi espíritu –mejor-, la IMPERIOSA necesidad de escribir sobre lo que aquí sucedía. Tomé de inmediato la hoja de las direcciones que tenía a mano y presuroso empecé a escribir sin pausa. Tanto me enfrasqué en ello que no supe en qué momento se fue la pareja, ni qué fue lo que exactamente ocurrió.

El escrito o poema DOLOR DE PARTO es mi modesta y propia manera de plasmar ese momento precioso en que la “INSPIRACÍON” llegó, y mis sentidos fueron capaces de captarla y darle su propia VISIÓN o interpretación personal. La idea central era plantear el hecho de que el día para nacer debería ser perfecto en todo sentido, y las condiciones de ese día, al menos por la lluvia pertinaz, no lo eran.

Al final mi esposa me dijo que la señora no estaba siquiera embarazada y que en ese momento padecía de un fuerte dolor de espalda. Además, fue ella quien salió a buscar el taxi, pues el señor no lo conseguía. Puedo decir que todo sucedió a mis espaldas, mientras la realidad se juntó con la ficción para unir indeleblemente mi vida a la de ellos y producir una historia que, de no ser por esa conjunción de eventos y circunstancias, jamás se hubiera escrito y yo, nunca (a cuento de qué) la hubiera imaginado.

GerCardona.


Nota final:

Como evidencia de lo acontecido hoy, le he tomado una foto a la hoja de papel donde quedó registrado ese primer borrador del poema, el cual debe pasar por el taller del alfarero para quitarle lo que le sobra y agregarle lo que le falta (pulimento) para que llegué –ojalá- a ser una obra digna de aparecer en escena. En este punto es donde el 90% de las condiciones para ser artista comienzan a desempeñar su verdadero y definitivo papel.