EL HIJO DE LA MAFIA
Amigos:
Nací, como hijo único del capo más importante en la frontera sur de USA, rodeado de lujos. Mi madre, santa mujer, nos adoraba a mi padre y a mí.
Mi infancia fue sin amigos, incluso iba al carísimo colegio siempre acompañado de uno o dos guaruras. Mis compañeros de juegos, siempre alegres, fue mi padre y mi tío Guiseppe. Éste una vez le dijo:
—Cuídate de don Alessandro, juró liquidarte.
—No te preocupes, el problema no es personal, sino de negocios, Yo sabré manejarlo.
El día más triste de mi vida, tenía trece años. Iba en el carro de mi padre en la parte trasera. Pude ver como un carro todo terreno nos bloqueó y un sicario por la ventanilla lateral, descargó un “cuerno de chivo”. Tanto el chofer como mi padre, que iba en el asiento delantero, recibieron los impactos. Yo me salvé porque me acurruqué en el piso del coche.
Mi madre no esperó a enterrar a su marido, de inmediato me llevó lejos, muy lejos, a un pueblo pequeño del Canadá. Al cabo del tiempo supe que don Alessandro había deseado eliminarme para evitar futuras venganzas.
El tiempo pasó, la adolescencia y mi juventud fueron tranquilos, ocupado en los estudios y ahí si tuve muchos amigos. Al terminar mi carrera, fui enviado por mis superiores a mi ciudad natal.
El destino da muchas sorpresas. De repente tuve delante de mí a don Alessandro. No, no use la violencia, al contrario, le di la hostia consagrada.
Don Alessandro no reconoció en el sacerdote, al jovencito que quería matar.
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