La libertad no consiste en hacer lo que nos gusta, sino en tener el derecho a hacer lo que debemos. Karol Wojtyla


No se puede perder lo que no se gana,
no se puede ganar lo que se desconoce,
algo ha de haber entre el deseo y el sueño
que nos haga ir más lejos de la intención
y nos lleve de la ignorancia a la sabiduría.

No es una imposición si es nuestro deber,
no es deslealtad con nosotros obedecer,
servir a una noble causa que es la vida,
la nuestra, la suya, la mía, la de todos,
compartiendo la fé de que esto terminará.

No es una falta de libertad esta prisión,
no es nuestro hogar el tórrido desierto
y ni estos son los primeros cuarenta días,
tampoco será la última de las advertencias
que nos pongan una vez más a prueba.

No es pecado esa tentación de escapar,
querer salir de nosotros mismos en fuga,
encontrar el refugio en el grito colectivo,
volver a esa anonimia que nos identifica
y dejar ya de dar vueltas sin salir de casa.

No es esto ninguna penitencia impuesta
en está inimaginable situación asustadora
y la condición exigida para nuestra libertad
es conocer los límites de nuestra prisión,
la escurridiza frontera entre los dos lados.