Buscaron a Caperucita Roja por todas partes: por aire, mar, tierra y nada que aparecía. Todos creyeron que el lobo la secuestró y el día que dieran con él sería demasiado tarde porque lo encontrarían ruñendo los huesos de esa pobre niña.

En san Matías se sentía un vacío absoluto, todos la daban por muerta, pero un buen día llegó un hombre con la noticia de haber visto a Caperucita Roja en un lugar un tanto lejano de San Matías. Enseguida organizaron un grupo de rescate con los hombres más valientes. Al otro día fueron al rescate. Después de caminar cinco horas por la montaña, llegaron a una choza.

De inmediato el jefe de la expedición, golpeó a la puerta donde se suponía que el lobo estaba a punto de comerse a la niña. Nadie contestó, ante ese silencio el hombre gritó fuerte:

-Caperucita, estás ahí?

Una voz dulce, desde adentro respondió:

-Siiiiiii, estoy comiéndome al lobo feroz y está delicioso. Apenas terminé les dejaré los huesos.

AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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