En mis brazos te encontraste
Llegaste a ellos desbocada y fui tu fuerte.
Arisca, impetuosa, salvaje
Así te topaste conmigo.

De esa forma te estrellaste en mí
Ardiente, sudorosa
Con el celo en su cúspide.

En mis brazos te abriste
Desenfadada buscaste cobijo
Más que eso, pasión brutal y desmedida
Que apaciguara el vapor volcánico
Ese que aceleraba tu pulso y te estremecía toda.

En mis brazos se poso tu intensión
Y fue mi pecho, tu privada escultura
Tallada con deseo, con ganas bravas.
Resulté ser un espejo fiel de tu anhelo.

En mis brazos sentí primero
Erizarse los poros de mi tegumento
Hasta hervir todo, en tu aceite
Bajo la braza de tus besos
Y tu creciente ánsia.

En mis brazos entregada
En mi cuello prendida
Dejando rastros y huellas
Con tus ávidos labios, con tus besos y aliento.

En mis brazos rendida y desnuda
Con la intrepidez a tu antojo
Y hurgando en mis pantalones
Creaste nuevas caricias.

Y así,
Embobados y extasiados
con la más sana de las drogas
Convulsionamos entrelazados, vibramos
Y la llama abrasadora
De quien doma y es domado nos enrojeció.

Tanto fue,
Que nos calcinamos
Un una llama sublime
Que nos elevó más allá de lo posible
De lo limitado de nuestras almas
Hasta la explosión, del volcán
Fluyendo la lava en nuestro intimo holocausto
Que dejó luego, acaso un susurro

Una mínima chispa que,
Llegado el momento justo
Encenderá nuevamente la hoguera.