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Inicio / Cuenteros Locales / fabiangs7 / Lilia y las mariposas

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Una multitud de curiosos miraban divertidos un camión que pasaba por la calle principal por sus múltiples ruidos, de pronto, aquel vehículo se detuvo y el herrero, que estaba reparando unas rejas, fue el primero en sorprenderse, porque el vehiculo de mudanza se estacionó en la casa más vieja y abandonada del lugar, cuyo dueño se había marchado hacía mucho tiempo. El asombro fue cada vez más visible en las caras de las mujeres que se bajaron del vehículo.

La familia Gastón Arejano, vivían muy lejos de allí, y se habían mudado repentinamente a la casa de su familiar por un accidente imprevisto, como lo fue el incendio originado por una veladora, esto había cambiado el estado de las cosas. La familia estaba compuesta por la abuela, la madre y siete hijas que tenían nombres de flores y cuyas diferencias de edades era de tres años cada una.

La casa era vieja y estaba en condiciones deplorables, llena de humedad, cucarachas y otros bichitos de Dios; el jardín era el peor; sin flores, sin plantas, sin árboles y muy gris. Violeta, la hermana menor de cuatro años, se puso a llorar. Adentro, reinaba el caos. -En casa vieja todo es goteras-. Dijo Camelia, quien se caracterizaba por su obsesión a la limpieza, así que empezó por tomar una escoba y enseguida empezaron todas a poner orden; Magnolia limpiando el polvo y ordenando muebles; Margarita en pintar las paredes, y en colgar cuadros; Lilia y Rosa se encargaron del jardín formando una alfombra de colores muy vivos; Jazmín y la abuela Flor, se encargaron de la cocina, y Hortensia, se ocupó en lavar la ropa y cuidar de su hija Violeta.

Muy pronto el olor del guiso, las flores, la hierba recién cortada, el armario que destilaba a hierbabuena, y la limpieza del hogar, otorgaban aromas tan deliciosos y únicos, que con el tiempo, los habitantes la bautizaron como la “casa de los aromas”.

Al finalizar la jornada, la penúltima de las hermanas llamada Lilia, miraba al jardín con una cara de desolación, tenía loca a su familia en el transcurso del viaje con preguntas de todo tipo, hasta que Magnolia, la hermana mayor, conociendo su gusto por las mariposas, le prometió que habría muchas en la nueva región si ella se callase.

Muchos llegaron a saludar a sus nuevas vecinas llevando frutas, como costumbre del pueblo, pero Margarita interrumpió la conversación con sus habitual grito de alarma cuando algo raro pasaba, mencionó que su hermana Lilia se había desaparecido. Seguidamente Magnolia con su don de liderazgo convocó a los habitantes a la ayuda.

La niña caminó dentro del bosque en busca de las mariposas. Se detenía para pensar, seguía avanzando y estaba asustada por no encontrar el camino a casa, la tarde avanzaba y las nubes negras oscurecieron el cielo amenazando lluvia, pero no fue hasta última hora de la tarde cuando las gotas comenzaron a caer. Algunos habían perdido la esperanza, Jazmín tomó una linterna con tubo de latón y lente de cristal para continuar con la búsqueda sola y dijo: -Gran tormenta mucho espanta, pero pronto pasa. Más tarde, las hermanas se reencontraron.

A la mañana siguiente el día era hermoso, lleno de calor y color, Jazmín y Margarita jugaban al juego de las palmas, Lilia se tendió en el césped, cerró los ojos, cuando despertó, encontró una población de mariposas que revoloteaban nerviosas en su jardín, entremezclando colores vivos en un juego caprichoso.

Texto agregado el 21-07-2020, y leído por 95 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
21-07-2020 ...y colorín colorado este hermoso relato ha terminado, ¡¡Que lástima!!, gracias mil poeta. Shalom amigazo Abunayelma
 
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