Palabras van, palabras vienen, huecas sin sentido, sordas metáforas elocuentes de silencios. Pocas ganas, versos que son solo un ramillete de pensamientos enfermos, roídos, lastimeros.
Languidece la sal entre los dedos, la arena es piedra, el agua cristalina se volvió oscura.
Hay un millón de motivos si reveses, hay un gato viejo, faldero que rasguña mi ventana; todo es confusión y los signos se dibujan en el espacio.
Hay vértigo atrapado entre cilindros violentos, nueva piel, nuevo cielo, la ventana del alma se ha cerrado.
Lo cotidiano se vuelve turbio, tremendo, con imágenes que volvieron desde muy lejos para decirnos algo.
Definiéndose de esta manera, que el aire es viento fresco en la nostalgia.
El valor del pasado, ¿quién lo comprime? ¿Quién se anima a salvarlo?, vale, o solo fue. Ya nada es importante solo este momento gris que nos desvela.
Mucha agua ha corrido bajo el puente, turbia, clara. Después de todo, ¿qué importancia tiene?, si el agua ya no corre, ni existe, ni conmueve.
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Publicado 20th September 2009 por medianoche.
María del Rosario alessandrini
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